Talált 386 Eredmények: Sangre
diciendo: "¡Líbreme Dios de hacer tal cosa! ¿Voy a beber yo la sangre de estos hombres que han traído el agua con riesgo de sus vidas?", y no quiso beberla. Esto hicieron los tres héroes. (II Samuel 23, 17)
Ya sabes lo que me ha hecho Joab, hijo de Sarvia; lo que hizo a los dos jefes de los ejércitos de Israel, Abner, hijo de Ner, y Amasá, hijo de Yéter, que los asesinó, vengando en plena paz la sangre derramada en tiempo de guerra y salpicando de sangre inocente el cinturón que ciño y el calzado que llevo. (I Reyes 2, 5)
Tú no lo perdones; eres inteligente y sabrás lo que tienes que hacer con él para que baje al abismo con sus canas tintas en sangre". (I Reyes 2, 9)
El rey le dijo: "Haz lo que ha dicho; mátale y entiérrale. Así apartarás de mí y de la casa de mi padre la sangre inocente que Joab había derramado, (I Reyes 2, 31)
Su sangre recaerá sobre la cabeza de Joab y de su descendencia para siempre, mientras que la paz del Señor estará siempre con David, su linaje, su casa y su trono". (I Reyes 2, 33)
pues el día que salgas y pases el torrente Cedrón, ten por cierto que morirás sin remedio; tu sangre recaerá sobre tu cabeza". (I Reyes 2, 37)
Ellos, entonces, gritaban más fuerte, y según su costumbre, se hacían cortes con espadas y lanzas, hasta chorrear sangre por su cuerpo. (I Reyes 18, 28)
Y añadirás: Esto dice el Señor: En el mismo lugar en que los perros han lamido la sangre de Nabot, lamerán también la tuya". (I Reyes 21, 19)
Pero arreció tanto la lucha aquel día, que el rey de Israel siguió firme en su carro frente a los sirios y murió al atardecer: la sangre de la herida cayó al fondo del carro. (I Reyes 22, 35)
Lavaron el carro en la alberca de Samaría, los perros lamieron la sangre del rey y las prostitutas se bañaron en ella, como había dicho el Señor. (I Reyes 22, 38)
Al levantarse por la mañana, cuando el sol reverberaba en el agua, los moabitas vieron a lo lejos las aguas rojizas como sangre, (II Reyes 3, 22)
y dijeron: "Esto es sangre. Sin duda que los reyes se han acuchillado y se han matado unos a otros. Moabitas, ¡al botín!". (II Reyes 3, 23)