Talált 72 Eredmények: Josafat

  • Cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, se dijeron: "Este es el rey de Israel". Fueron contra él y lo atacaron. Josafat entonces lanzó un grito, y el Señor le ayudó y los apartó de él. (II Crónicas 18, 31)

  • Josafat, rey de Judá, regresó sano y salvo a su casa, a Jerusalén. (II Crónicas 19, 1)

  • Después de una estancia en Jerusalén, Josafat salió de nuevo a visitar al pueblo desde Berseba hasta la montaña de Efraín y atraerlo al Señor, Dios de sus padres. (II Crónicas 19, 4)

  • Poco después, los moabitas, los amonitas y sus aliados los mineos declararon la guerra a Josafat. (II Crónicas 20, 1)

  • La noticia llegó a Josafat en estos términos: "Una horda numerosa viene contra ti del otro lado del mar Muerto, de Edón; ya están en Jasasón Tamar, es decir, en Engadí". (II Crónicas 20, 2)

  • Josafat, atemorizado, recurrió al Señor y promulgó ayuno en todo Judá. (II Crónicas 20, 3)

  • Josafat, en medio de la asamblea de Judá y Jerusalén, en el templo del Señor, y de pie delante del atrio nuevo, (II Crónicas 20, 5)

  • dijo: "Atención, habitantes de Judá y de Jerusalén, y tú, oh rey Josafat. Esto os dice el Señor: No temáis ni os asustéis ante esta ingente multitud, porque la batalla no es cosa vuestra, sino de Dios. (II Crónicas 20, 15)

  • Josafat y los habitantes de Judá y Jerusalén se postraron ante el Señor y lo adoraron. (II Crónicas 20, 18)

  • Se levantaron de madrugada y salieron hacia el desierto de Técoa. Cuando salían, Josafat se adelantó y dijo: "Escuchadme, habitantes de Judá y de Jerusalén. Tened confianza en el Señor, Dios nuestro, y estaréis seguros; tened fe en sus profetas, y triunfaréis". (II Crónicas 20, 20)

  • Josafat y su pueblo fueron a adueñarse del botín y encontraron gran cantidad de ganado, riquezas, vestidos y otros objetos preciosos. Era tal la cantidad, que no pudieron llevarlo de una vez. Estuvieron tres días llevando botín; tanta era su abundancia. (II Crónicas 20, 25)

  • Los hombres de Judá y Benjamín, con Josafat a la cabeza, regresaron llenos de gozo a Jerusalén, pues el Señor les había otorgado la alegría a costa de sus enemigos. (II Crónicas 20, 27)


“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina