Talált 121 Eredmények: Joab

  • Joab, hijo de Sarvia, y los oficiales de David salieron también, y se encontraron cerca del estanque de Gabaón. Acamparon unos a un lado del estanque, y otros al otro. (II Samuel 2, 13)

  • Abner dijo a Joab: "Que salgan unos cuantos jóvenes y luchen en nuestra presencia". Joab respondió: "Que salgan". (II Samuel 2, 14)

  • Estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisay y Asael. Asael era ligero para correr como un corzo del campo. (II Samuel 2, 18)

  • Abner volvió a decirle: "Apártate de mí; ¿por qué me obligas a derribarte a tierra? ¿Cómo podría entonces levantar mis ojos en presencia de Joab, tu hermano?". (II Samuel 2, 22)

  • Joab y Abisay se pusieron a perseguir a Abner y, a la puesta del sol, llegaron a Ammá, al este del valle, en el camino del desierto de Gabaón. (II Samuel 2, 24)

  • Abner gritó a Joab: "¿Devorará siempre la espada? ¿No sabes que el fin puede ser amargo? ¿A qué esperas para decir al pueblo que deje de perseguir a sus hermanos?". (II Samuel 2, 26)

  • Joab respondió: "Vive Dios, que si tú no hubieses hablado, el pueblo no hubiese cesado de perseguir cada uno a su hermano hasta mañana". (II Samuel 2, 27)

  • Joab hizo sonar la trompeta, y todo el pueblo se detuvo. Dejó de perseguir a Israel y cesó la lucha. (II Samuel 2, 28)

  • Joab cesó de perseguir a Abner y reunió a todo su ejército. Faltaban de entre los seguidores de David diecinueve hombres, además de Asael. (II Samuel 2, 30)

  • Llevaron a Asael y le sepultaron en el sepulcro de su padre, en Belén. Después Joab y sus hombres caminaron durante toda la noche y, al llegar el día, estaban en Hebrón. (II Samuel 2, 32)

  • Los hombres de David y Joab llegaron de una expedición trayendo un gran botín. Abner ya no estaba con David en Hebrón, pues le había despedido y había marchado en paz. (II Samuel 3, 22)

  • Cuando llegaron Joab y todo el ejército que él mandaba, comunicaron a Joab que había venido Abner, hijo de Ner, y que el rey le había despedido y le había dejado ir en paz. (II Samuel 3, 23)


“Combata vigorosamente, se está interessado em obter o prêmio destinado às almas fortes.” São Padre Pio de Pietrelcina