Talált 915 Eredmények: Gad

  • No se trata de que vosotros paséis estrecheces para que otros vivan holgadamente; se trata de que haya igualdad para todos. (II Corintios 8, 13)

  • En cuanto a Tito, es compañero y colaborador mío entre vosotros; los otros hermanos son delegados de las iglesias y gloria de Cristo. (II Corintios 8, 23)

  • No traspasamos los límites debidos, como si no hubiéramos llegado a vosotros, pues hasta vosotros hemos llegado con el evangelio de Cristo. (II Corintios 10, 14)

  • Cuando estaba entre vosotros y necesité algo no fui carga para nadie, pues remediaron mi necesidad los hermanos llegados de Macedonia; me guardé muy bien y me seguiré guardando de ser carga para nadie. (II Corintios 11, 9)

  • y por una ventana fui descolgado muro abajo en un canasto, y así escapé de sus manos. (II Corintios 11, 33)

  • Pues ni Tito, mi compañero, que era griego, fue obligado a circuncidarse, (Gálatas 2, 3)

  • Cristo nos liberó de la maldición de la ley, haciéndose maldición por nosotros, como dice la Escritura: Maldito el que está colgado en un madero, (Gálatas 3, 13)

  • Entonces, ¿para qué la ley? Fue añadida para declarar lo que era delito hasta que llegara el descendiente a que se refería la promesa. La ley fue promulgada por ángeles a través de un mediador. (Gálatas 3, 19)

  • Y declaro de nuevo que todo el que se circuncida queda obligado a cumplir toda la ley. (Gálatas 5, 3)

  • Los que queréis ser justificados por la ley quedáis desligados de Cristo y separados de la gracia. (Gálatas 5, 4)

  • que ilumine los ojos de vuestro corazón, para que conozcáis cuál es la esperanza de su llamada, cuál la riqueza de la gloria de su herencia otorgada a su pueblo (Efesios 1, 18)

  • Yo he llegado a ser ministro de este evangelio gracias a la acción poderosa de Dios. (Efesios 3, 7)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina