Talált 915 Eredmények: Gad

  • A Aarón y a sus hijos les asignarás las funciones del sacerdocio, y cualquier extraño que se entrometa será castigado con la muerte". (Números 3, 10)

  • El número total de varones registrados mayores de un mes fue de 8.300. Éstos estaban encargados del santuario. (Números 3, 28)

  • Los hijos de Merarí estaban encargados de los tablones de la tienda, de sus barras, columnas, basas, de todos sus accesorios con todo su servicio, (Números 3, 36)

  • Delante de la tienda de la reunión, al lado este, acampaban Moisés, Aarón y sus hijos, que tenían cuidado del santuario en nombre de los israelitas. Todo extraño que se acercaba era castigado con la muerte. (Números 3, 38)

  • El sexto día hizo su ofrenda Eliasaf, hijo de Deuel, jefe de los hijos de Gad. (Números 7, 42)

  • y los he puesto a las órdenes de Aarón y sus hijos, como personas donadas a ellos de entre los israelitas, para que hagan el servicio de los israelitas en la tienda de la reunión, y hagan sobre ellos el rito de absolución y no sean castigados por acercarse al santuario". (Números 8, 19)

  • Los encargados de tocar las trompetas serán los descendientes de Aarón, los sacerdotes. Es ley perpetua para vosotros y vuestros descendientes. (Números 10, 8)

  • Desmontada la tienda, se pusieron en marcha los descendientes de Guersón y Merarí, que eran los encargados de transportarla. (Números 10, 17)

  • Eliasab, hijo de Deuel, era el jefe de las escuadras de la tribu de Gad. (Números 10, 20)

  • Luego partieron los quehatitas, que llevaban los objetos sagrados. (Antes de su llegada debía estar levantada la tienda). (Números 10, 21)

  • dijo al Señor: "¿Por qué tratas tan mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado yo gracia a tus ojos, sino que has cargado sobre mí el peso de todo este pueblo? (Números 11, 11)

  • de la tribu de Zabulón, Gadiel, hijo de Sodí; (Números 13, 10)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina