Talált 68 Eredmények: hiciste

  • Hiciste caer el cetro de su mano y por tierra su trono derribaste. (Salmos 89, 45)

  • Recuerda, Señor, lo que es nuestra existencia, y para qué nada hiciste a los humanos. (Salmos 89, 48)

  • por allí circulan los navíos y Leviatán que hiciste para entretenerte. (Salmos 104, 26)

  • Hija de Babilonia, que serás destruida, dichoso el que te hiciere los males que a nosotros nos hiciste. (Salmos 137, 8)

  • Dios de nuestros padres, Señor de misericordia, por tu Palabra hiciste todas las cosas, (Sabiduría 9, 1)

  • Quisieron exterminar a los recién nacidos del pueblo santo; Moisés fue el único que se salvó entre los que eran abandonados. Para castigarlos, hiciste perecer a un gran número de ellos, luego los ahogaste a todos juntos en el mar impetuoso. (Sabiduría 18, 5)

  • Confirma las promesas que hiciste al principio, y haz que reaparezcan las profecías en tu nombre. (Sirácides (Eclesiástico) 36, 14)

  • A una sola palabra del Altísimo, hiciste que un muerto se levantara, arrancándolo del mundo de los muertos, de la Morada de abajo. (Sirácides (Eclesiástico) 48, 5)

  • Yavé, tú eres mi Dios, yo te saludo y celebro tu Nombre, pues hiciste maravillas, obras que venían desde mucho anates, que no podían faltar. (Isaías 25, 1)

  • Los muertos no volverán, y sus sombras no se levantarán, pues los has juzgado y los hiciste morir; has borrado hasta el recuerdo de su nombre. (Isaías 26, 14)

  • ¿Acaso discutirá con su fabricante el que es el último de los tiestos? Vaso de arcilla, ¿vas a decir al artesano: qué hiciste? Si eres una cosa fabricada y no tienes manos. (Isaías 45, 9)

  • Me había enojado con mi pueblo y había rechazado a los míos. Los había entregado a tus manos, pero tú no tuviste compasión y, sobre el anciano, hiciste caer tu yugo aplastante. (Isaías 47, 6)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina