Talált 580 Eredmények: espíritu libre

  • Le respondió: «Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un hombre o mujer atormentados por un espíritu malo, el mal desaparece para siempre. (Tobías 6, 8)

  • Nosotros hemos oído hablar de tu sabiduría y de la prudencia de tu espíritu y toda la tierra sabe que tú eres el más hábil de todo el reino, de profundos conocimientos y muy entendido para la guerra. (Judit 11, 8)

  • Entró Judit y se instaló. El corazón de Holofernes quedó cautivado y su espíritu perturbado. Era presa de un deseo intenso de poseerla, porque desde el día en que la vio atisbaba el momento favorable para seducirla. (Judit 12, 16)

  • Que te sirvan todas las criaturas, pues tú hablaste y fueron hechas, enviaste tu espíritu y las hizo, nadie puede resistir tu voz. (Judit 16, 14)

  • Aunque soy dueño del mundo entero y gobierno a incontables naciones, me he propuesto no dejarme llevar por el orgullo del poder y gobernar siempre con dulzura y bondad para que mis súbditos puedan gozar continuamente de una vida tranquila. Al mismo tiempo he procurado restaurar la paz deseada por todo el mundo, ofreciendo durante mi reinado los beneficios de la civilización y permitiendo el libre tráfico dentro de nuestras fronteras. (Ester 13, 2)

  • Allí no se distingue el pequeño del grande, y el esclavo se ve libre de su amo. (Job 3, 19)

  • Llevo en mí las flechas del Omnipotente mi espíritu bebe su veneno, ¿qué diré a Dios cuando ellas me atormentan? (Job 6, 4)

  • Por eso no quiero callarme sino que expresaré la angustiade mi espíritu y haré que escuchen la pena de mi alma. (Job 7, 11)

  • Mi alma está hastiada de la vida, por lo que daré libre curso a mi queja, hablaré de mi amargura. (Job 10, 1)

  • El, que tiene en su mano el soplo de todo viviente y el espíritu de todo ser humano. (Job 12, 10)

  • mientras esté mi espíritu en mí y el aliento de Dios en mis narices, (Job 27, 3)

  • Pero no; ella es en el mortal fruto de una inspiración, un espíritu salido del Omnipotente da la inteligencia. (Job 32, 8)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina