Talált 172 Eredmények: Herencia

  • ¿Será posible que su nombre sea borrado de entre los de su familia? Puesto que no tuvo hijos, dennos a nosotros una herencia entre los hermanos de nuestro padre.» (Números 27, 4)

  • dales, pues, la herencia de su padre, y que tengan una herencia entre los hermanos de su padre. (Números 27, 7)

  • Y dirás a los hijos de Israel: Si un hombre muere sin tener hijos, su herencia se traspasará a su hija. (Números 27, 8)

  • Si tampoco tiene hijas, darán su herencia a sus hermanos. (Números 27, 9)

  • Si tampoco los hay, darán la herencia al hermano de su padre. (Números 27, 10)

  • Y si su padre no tenía hermanos, darán la herencia al pariente más próximo de su familia, el cual tomará posesión de ella. Esta será norma de derecho para los hijos de Israel, pues así lo mandó Yavé a Moisés.» (Números 27, 11)

  • No volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel no hayan recibido cada uno su herencia. (Números 32, 18)

  • No pediremos que se nos dé parte de la herencia con ellos al otro lado del Jordán, ya que tendremos nuestra herencia por el lado oriental.» (Números 32, 19)

  • Pero si no pasan armados con ustedes, tendrán su herencia entre ustedes en el país de Canaán.» (Números 32, 30)

  • Pasaremos armados delante de Yavé al país de Canaán, pero nuestra parte de la herencia será a este lado del Jordán.» (Números 32, 32)

  • Lo repartirán entre las familias, echando suertes. A los más numerosos darán una parte mayor de la herencia, y a los menos numerosos, una parte menor. Donde le caiga a cada uno la suerte, allí será su propiedad. Harán el reparto por tribus paternas. (Números 33, 54)

  • «Da esta orden a los hijos de Israel: Cuando entren en el país de Canaán, éste será el territorio que les caerá en herencia: el país de Canaán, entre las fronteras siguientes: (Números 34, 2)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina