Talált 545 Eredmények: �Nadie

  • Nadie, sin embargo, era obligado a tomar más de la cuenta, pues el rey había ordenado a sus mayordomos que respetaran los deseos de cada uno. (Ester 1, 8)

  • no le contó a nadie cuál era su raza o su familia, como se lo había ordenado Mardoqueo, pues aunque ya no estaba bajo su autoridad, continuaba, sin embargo, cumpliendo sus instrucciones. (Ester 2, 20)

  • Fue entonces a ver al rey y le dijo: «En medio de la gran población de todas tus provincias vive un pueblo que no se junta con nadie. Sus leyes son totalmente distintas a las demás y no toman en cuenta tus decretos. Por ningún motivo te conviene dejarlos tranquilos. (Ester 3, 8)

  • Apenas hubo entrado, le hizo esta pregunta: «¿Qué se debe hacer con una persona a quien el rey quiere honrar?» El pensó que no podía ser nadie más que él y contestó: (Ester 6, 6)

  • En todas las provincias del imperio se juntaron los judíos de cada ciudad para perseguir a los que habían tratado de asesinarlos. Nadie pudo resistirles, pues el miedo a los judíos se había apoderado de todos. (Ester 9, 2)

  • «Señor, Señor, Rey todopoderoso, todo está sometido a tu poder y no hay nadie que pueda oponerse a ti si tú quieres salvar a Israel. (Ester 13, 9)

  • Tú eres el Señor del Universo y no hay nadie que pueda resistirte. (Ester 13, 11)

  • Pero, si he actuado así, tan sólo ha sido para que no creyesen que la gloria de un hombre estaba por encima de tu gloria; a nadie estoy dispuesto yo a adorar sino tan sólo a ti, Señor, y no creo que en esto haya soberbia. (Ester 13, 14)

  • Sálvanos con tu mano y ven a socorrerme, que estoy sola, pues yo no tengo a nadie más que a ti. (Ester 14, 14)

  • Yavé dijo a Satán: «¿No te has fijado en mi servidor Job? No hay nadie como él en la tierra. Es un hombre bueno y honrado, que teme a Dios y se aparta del mal.» (Job 1, 8)

  • Yavé dijo a Satán: «¿Te has fijado en mi siervo Job? No hay nadie como él en la tierra; es un hombre bueno y honrado que teme a Dios y se aparta del mal. Aún sigue firme en su perfección y en vano me has incitado contra él para arruinarlo.» (Job 2, 3)

  • Yo he visto al insensato echar raíces, de pronto se derribó su casa: «¡Que a sus hijos nadie los socorra! (Job 5, 3)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina