Daniel, 5

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El Capítulo 5 del Libro de Daniel cuenta la historia del rey Belshazar, quien dio una gran fiesta a mil de sus nobles y bebió vino de buques sagrados tomados del templo de Jerusalén. Durante el banquete, una mano que escribió un misterioso mensaje en la pared, que Daniel interpretó como un juicio de Dios sobre el rey por su arrogancia y profanación del templo. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en este capítulo:

Proverbios 16:18: "El orgullo precede a la ruina; arrogancia, la caída". Este versículo habla de la conexión entre orgullo y caída, que se ilustra en la historia del rey Belshazar, quien se consideró invencible e inmune al juicio de Dios.

Hebreos 10:31: "Lo terrible es caer en manos del Dios viviente". Este versículo habla de la justicia y el poder de Dios, que es capaz de juzgar y castigar a los malvados. Es un mensaje que el rey Belsazar necesitaba escuchar, pero desafortunadamente no lo tomó en serio.

Isaías 44:25: "Desvoco los signos de los falsos profetas y hago sus tonterías de garganta; Vine sabia a aquellos que tienen discernimiento y transforman el conocimiento de sus sabios en la locura". Este versículo habla de la superioridad del conocimiento y la sabiduría de Dios en relación con las religiones falsas y las prácticas de adivinación. Daniel demostró esta superioridad al interpretar el mensaje escrito en la pared que nadie más podría entender.

Romanos 2:4: "¿Desprecias las riquezas de la bondad de Dios, la tolerancia y la paciencia, no reconociendo que la bondad de Dios te lleva al arrepentimiento?" Este versículo habla de la paciencia y la misericordia de Dios, que quiere que las personas se arrepientan de sus pecados y regresen a él. El rey Belsazar tuvo la oportunidad de arrepentirse, pero decidió ignorar el mensaje de Dios y sufrió las consecuencias.

Mateo 7:6: "No das lo que es sagrado a los perros, ni arrojes sus perlas a los cerdos. Si lo hacen, pueden parpadear y luego girar contra ti y destrozarlas". Este versículo habla de la importancia de reconocer el valor de las cosas sagradas y no profanarlas o tirarlas de manera irresponsable. El rey Belsazar era culpable de profanar los vasos sagrados del templo de Jerusalén, mostrando su falta de respeto por las cosas santas de Dios.