Oseas, 8
12. Por más que escriba para él mil prescripciones de mi Ley se las tendría por una cosa extraña.
12. Por más que escriba para él mil prescripciones de mi Ley se las tendría por una cosa extraña.
Oseas 8 describe cómo el pueblo de Israel se rebeló contra Dios, rechazando las leyes y estatutos divinos a favor de los líderes humanos y los dioses falsos. Los siguientes son cinco versos de otras partes de la Biblia que se relacionan con los temas abordados en Oseas 8.
Deuteronomio 8:19-20: "Si desvieras, adoras y sigues a otros dioses, los declaro hoy que seguramente serás destruido ... serás eliminado como las naciones que el Señor ha destruido ante ti, por no obedecer al Señor, tu Dios ". Este extracto destaca la importancia de seguir fielmente a Dios y no desviarse para adorar a otros dioses, o sufrir graves consecuencias.
Éxodo 20:3: "No tendrás otros dioses delante de mí". Este mandamiento enfatiza la exclusividad de la adoración de Dios y lo equivocado que es poner a otras entidades al mismo nivel que el creador.
Jeremías 2:13: "Mi gente ha cometido dos pecados: me abandonaron la fuente de agua viva y cavaron sus propias cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua". Este versículo ilustra lo tonto e inútil que es buscar fuentes de agua insatisfactorias y descuidar la verdadera fuente de vida en Dios.
2 Reyes 17:15: "Rechazaron sus estatutos y el pacto que habían hecho con sus antepasados, y las advertencias que había dado. Siguieron falsos ídolos y se volvieron falsos en sí mismos, siguiendo a las naciones vecinas que el Señor había expulsado delante de ellos " Este pasaje describe cómo el pueblo de Israel se alejó del camino de Dios y se convirtió en las naciones paganas a su alrededor.
Jeremías 7:4: "¡No confíes en palabras engañosas, diciendo: 'Este es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor!'" Este versículo destaca la importancia de no confiar solo en lugares de culto o rituales religiosos externos, pero en una relación personal con Dios.
“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina
