15. Él hizo que la plata y el oro fueran en Jerusalén tan comunes como las piedras, y la madera de cedro tan abundante como los sicomoros de la Sefelá.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina