pronađen 829 Rezultati za: Tesoro del Templo

  • al templo de Dagón, y la colocaron junto a Dagón. (I Samuel 5, 2)

  • Por eso, todavía hoy los sacerdotes de Dagón y todos lo que entran en su templo en Asdod no pisan el umbral de Dagón. (I Samuel 5, 5)

  • Pusieron sus armas en el templo de Astarté y colgaron su cadáver en las murallas de Betsán. (I Samuel 31, 10)

  • Aquel día dijo David: "El que quiera derrotar al jebuseo, que entre por el canal. En cuanto a los cojos y a los ciegos, son enemigos de David". Por eso se dice: "Los ciegos y los cojos no entrarán en el templo del Señor". (II Samuel 5, 8)

  • Él me construirá un templo y yo consolidaré su trono para siempre. (II Samuel 7, 13)

  • Entonces David se levantó del suelo, se bañó, se perfumó, cambió sus ropas, entró en el templo y adoró al Señor. Volvió a su casa, pidió que le sirviesen de comer y comió. (II Samuel 12, 20)

  • Clamé al Señor en mi angustia, hacia mi Dios alcé mi grito: y él escuchó mi voz desde su templo, mi grito llegó hasta sus oídos. (II Samuel 22, 7)

  • Salomón emparentó con el Faraón, rey de Egipto, casándose con una hija suya. La llevó a la ciudad de David, hasta que acabase de edificar su palacio, el templo del Señor y las murallas en torno a Jerusalén. (I Reyes 3, 1)

  • Sin embargo, el pueblo sacrificaba en las colinas, pues para entonces aún no había sido edificado un templo al nombre del Señor. (I Reyes 3, 2)

  • He decidido construir un templo a su nombre, tal como el Señor ordenó a mi padre, David: El hijo tuyo, que yo pondré en tu lugar sobre tu trono, ése construirá el templo a mi nombre. (I Reyes 5, 19)

  • y las labraron los canteros de Salomón, los canteros de Jirán y los guiblios. Así prepararon el maderamen y las piedras para la fábrica del templo. (I Reyes 5, 32)

  • El año cuatrocientos ochenta de la salida de los israelitas de Egipto, el cuarto año de reinado de Salomón sobre Israel, en el segundo mes, el mes de ziv, Salomón comenzó a construir el templo del Señor. (I Reyes 6, 1)


“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina