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  • Cuando Judas se enteró de esto, salió con sus soldados para derrotar al ejército real que estaba en Emaús, (I Macabeos 4, 3)

  • Al ver la derrota sufrida por sus tropas y la intrepidez de los soldados de Judas, que estaban resueltos a vivir o a morir heroicamente, Lisias volvió a Antioquía, donde reclutó mercenarios con la intención de regresar a Judea con fuerzas más numerosas. (I Macabeos 4, 35)

  • Los soldados ocuparon sus posiciones, y Judas atacó la ciudad todo aquel día y toda la noche, hasta que cayó en sus manos. (I Macabeos 5, 50)

  • El número de sus fuerzas era de cien mil soldados, veinte mil jinetes y treinta y dos elefantes adiestrados para la guerra. (I Macabeos 6, 30)

  • Por eso pensó que era necesario partir en seguida y dijo al rey, a los capitanes del ejército y a los soldados: "Cada día estamos peor y escasean los víveres; el lugar que asediamos está bien fortificado y nos urgen los asuntos del reino. (I Macabeos 6, 57)

  • y cuando sus soldados vieron que había caído, tiraron las armas y huyeron. (I Macabeos 7, 44)

  • Entre tanto, la fama de los romanos llegó a oídos de Judas: supo que eran guerreros valerosos, se mostraban benévolos con todos sus aliados y entablaban amistad con todos los que acudían a ellos; sobre todo, se enteró de que eran guerreros valerosos. (I Macabeos 8, 1)

  • pero los romanos, al enterarse, habían enviado contra ellos a un solo general para combatirlos: así mataron a muchos de ellos, llevaron prisioneros a sus mujeres y sus niños, saquearon sus bienes, sometieron al país, arrasaron sus fortalezas y les impusieron su dominio hasta el día de hoy. (I Macabeos 8, 10)

  • La propuesta agradó a los romanos. (I Macabeos 8, 21)

  • "¡Que los romanos y la nación de los judíos tengan felicidad en el mar y en la tierra para siempre! ¡Lejos de ellos la espada y el enemigo! (I Macabeos 8, 23)

  • De la misma manera, si una guerra amenaza primero a la nación de los judíos, los romanos lucharán a su lado, con toda el alma según se lo exijan las circunstancias. (I Macabeos 8, 27)

  • Estas son las cláusulas que los romanos estipularon con el Pueblo judío. (I Macabeos 8, 29)


“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina