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Los que estaban a su lado le dijeron: «Estás insultando al sumo sacerdote de Dios.» (Hecho de los Apóstoles 23, 4)
Los judíos habían detenido a este hombre y estaban a punto de matarlo, cuando me enteré de que era un ciudadano romano e intervine con la tropa para arrancarlo de sus manos. (Hecho de los Apóstoles 23, 27)
Quisieron hacerlo, y de hecho estaban en deuda con ellos, pues si han participado de los bienes espirituales de los judíos, es justo que los sirvan en lo material. (Carta a los Romanos 15, 27)
Pero no todos tienen este conocimiento. Algunos estaban tan acostumbrados hasta hace poco, que para ellos comer lo que se ofreció al ídolo es como sacrificar al ídolo; y con esto manchan su conciencia poco formada. (1º Carta a los Corintios 8, 7)
Me he hecho judío con los judíos para ganar a los judíos. ¿Estaban sometidos a la Ley? Pues yo también me sometí a la Ley, aunque estoy libre de ella, con el fin de ganar a los que se someten a la Ley. (1º Carta a los Corintios 9, 20)
Con los que no estaban sujetos a la Ley me comporté como quien no tiene ley -en realidad no estoy sin ley con respecto a Dios, pues Cristo es mi ley-. Pero yo quería ganar a los que eran ajenos a la Ley. (1º Carta a los Corintios 9, 21)
No solamente porque ya lo tenía a mi lado, sino también porque ustedes le habían dado una excelente acogida. Me comentó que ustedes me echaban de menos, que lamentaban lo ocurrido y que estaban muy preocupados por mí, con lo cual me alegré mucho. (2º Carta a los Corintios 7, 7)
con el fin de rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que así recibiéramos nuestros derechos como hijos. (Carta a los Gálatas 4, 5)
Ustedes estaban muertos a causa de sus faltas y sus pecados. (Carta a los Efesios 2, 1)
Pero ahora, en Cristo Jesús y por su sangre, ustedes que estaban lejos han venido a estar cerca. (Carta a los Efesios 2, 13)
Vino como evangelizador de la paz: paz para ustedes que estaban lejos, y paz para los judíos que estaban cerca. (Carta a los Efesios 2, 17)
En realidad, él los echaba mucho de menos y estaba preocupado al saber que ustedes estaban al tanto de su enfermedad. (Carta a los Filipenses 2, 26)