14. Maldito sea el tramposo que, teniendo en su rebaño un toro, luego de prometérmelo, me sacrifica una bestia raquítica. Porque el Rey grande soy yo, y mi Nombre será respetado en todas las naciones, dice Yavé de los Ejércitos.





“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina