Trouvé 183 Résultats pour: número de la bestia

  • Judas arengó a los suyos: "No temáis el número ni os acobarden sus ataques. (I Macabeos 4, 8)

  • precedían todos los movimientos de la bestia y la acompañaban a todas partes sin alejarse jamás de ella. (I Macabeos 6, 36)

  • Pero cuando los suyos vieron a aquel gran número de enemigos, se llenaron de miedo y muchos huyeron del campo, quedando sólo ochocientos hombres. (I Macabeos 9, 6)

  • Vino con las órdenes reales, pero no presentaba nada digno de un sumo sacerdote, sino pasiones de tirano cruel e instintos de bestia salvaje. (II Macabeos 4, 25)

  • que adornaría el templo, sacrílegamente saqueado por él, con riquísimas ofrendas, devolviendo en mayor número sus vasos sagrados; que se comprometía a sufragar, con las propias rentas, todos los gastos de los sacrificios, (II Macabeos 9, 16)

  • Los soldados de Simón, seducidos por la avaricia, se dejaron comprar a precio de plata por los de las torres y, por setenta mil dracmas, dejaron escapar cierto número de ellos. (II Macabeos 10, 20)

  • Por falta de dirección cae un pueblo, su salvación está en un gran número de consejeros. (Proverbios 11, 14)

  • La riqueza atrae un gran número de amigos, pero el pobre pierde incluso a los suyos. (Proverbios 19, 4)

  • Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en mi casa; tuve también mucho ganado, vacas y ovejas, en mayor número que todos los que me precedieron en Jerusalén. (Eclesiastés 2, 7)

  • Porque la suerte de los hombres y la suerte de las bestias es la misma; la muerte del uno es como la del otro; ambos tienen un mismo aliento; y la superioridad del hombre sobre la bestia es nula, porque todo es vanidad. (Eclesiastés 3, 19)

  • Sesenta son las reinas, ochenta las concubinas, y las doncellas son sin número. (Cantar 6, 8)

  • La vejez honorable no es la de largos días, ni se mide por el número de los años. (Sabiduría 4, 8)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina