Bible Catholique
 

Salmos, 56

7. Se agrupan, se ocultan, me siguen el rastro, se lanzan a la caza de mi vida.

Versets liés à Salmos, 56:

El Salmo 56 es un salmo de lamentación en el que el salmista llama a Dios por ayuda y protección contra sus enemigos. Expresa su confianza en Dios y le pide que juzgue a sus enemigos. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en este salmo:

Salmo 9:9: "El Señor es un refugio para los oprimidos, un refugio en tiempos de dificultad". Este versículo habla de la protección de Dios con aquellos que están oprimidos y están experimentando tiempos difíciles, que es una de las principales preocupaciones del salmista en el Salmo 56.

Salmo 27:1: "El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién debería temer? ¿Es el Señor la fortaleza de mi vida, a quién debería tener miedo?" En este versículo, el salmista habla de su confianza en Dios como su salvación y fortaleza, que es un tema constante en el Salmo 56.

Salmo 118:6: "El Señor está conmigo, no tengo miedo; ¿qué puede hacerme un ser humano?" Este versículo expresa la confianza del salmista en Dios y su seguridad para saber que está con él, incluso antes de sus enemigos.

Salmo 140:12: "Sé que el Señor defenderá los derechos de los pobres y los intereses de los necesitados". Este versículo habla de la confianza del salmista de que Dios defenderá a los pobres y necesitados, lo que se relaciona con la preocupación del salmista en el Salmo 56 para protegerse de sus enemigos.

Salmo 146:7: "Defiende a los oprimidos y alimenta a los hambrientos. El Señor libera a los prisioneros". En este versículo, el salmista habla de la justicia de Dios para defender a los oprimidos y liberar a los prisioneros, que se relaciona con su búsqueda de protección y liberación en el Salmo 56.





“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina