8. Su fin fue desgraciado. Aretas, rey de los árabes, lo mandó encarcelar y, huyendo de ciudad en ciudad, perseguido y aborrecido por todos como transgresor de las leyes, execrado como verdugo de la patria, fue confinado en Egipto.





“Seja paciente e espere com confiança o tempo do Senhor”. São Padre Pio de Pietrelcina