Lucas, 1
42. y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;
42. y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;
San Lucas 1 describe la concepción y el nacimiento de Juan el Bautista y Jesús, además de informar el encuentro entre María e Isabel, y la canción de la magnífica de María. También se presenta la historia de Zacarías, padre de John el Bautista y el anuncio del ángel Gabriel. Los siguientes son cinco versículos relacionados con los temas cubiertos en St. Lucas 1:
Génesis 18:14: "¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? En el momento decidido, volveré a ti, y Sarah tendrá un hijo". Este versículo presenta un ejemplo de la fidelidad de Dios para cumplir sus promesas, incluso si parecen imposibles.
Isaías 40:3: "Una voz grita: en el desierto prepara el camino del Señor; en la tierra árida abre un camino a nuestro Dios". Este versículo profetiza la venida de Juan el Bautista, quien prepararía el camino para Jesús.
Micah 5:2: "Pero tú, Belén-Frata, aunque demasiado pequeño para aparecer como un grupo de miles de Judá, saldrás lo que reinará en Israel, y cuyos orígenes han sido desde los tiempos antiguos, desde los días de la eternidad. " Este versículo profetiza el nacimiento de Jesús en Belén.
1 Samuel 1:11: "¡e hizo un voto, diciendo, Señor de los anfitriones! Benignamente, sé consciente de la aflicción de tu siervo, y tú recuerdas, y tu siervo no olvida, pero te das un hombre, a ti, a ti, a ti, a ti. Señor, le daré todos los días de su vida, y en su cabeza no irá ". Este versículo presenta un ejemplo de una mujer estéril que reza a Dios por un hijo, al igual que Isabel y Ana, madre de Samuel.
Malachi 4:5: "He aquí, te enviaré el Profeta Elijah, antes de que venga el gran y terrible día del Señor". Este versículo es citado por Jesús al hablar sobre Juan el Bautista en Mateo 17:10-13, mostrando cómo se cumplieron las profecías del Antiguo Testamento con el nacimiento de Juan y Jesús.
“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina
