Löydetty 362 Tulokset: unos
El rey Salomón hizo 200 escudos de oro batido, empleando unos siete kilos de oro por escudo, (II Crónicas 9, 15)
y se le han unido unos hombres miserables y perversos que se impusieron a Roboán, hijo de Salomón, pues era joven todavía y tímido y no los pudo resistir. (II Crónicas 13, 7)
Sedecías, hijo de Canaaná, se había hecho unos cuernos de hierro y decía: "Esto dice el Señor: Con éstos acornearás tú a los sirios hasta exterminarlos". (II Crónicas 18, 10)
Tan pronto como comenzó el canto de júbilo y alabanza, el Señor suscitó la confusión entre los amonitas, los moabitas y los de las montañas de Seír, que venían a atacar a Judá, y se enfrentaron unos contra otros. (II Crónicas 20, 22)
Los amonitas y los moabitas atacaron a los de las montañas de Seír y los destruyeron por completo. Cuando acabaron con los de Seír se destruyeron unos a otros. (II Crónicas 20, 23)
Unos hombres designados expresamente confortaron a los prisioneros y, de lo mismo que les habían quitado, los vistieron, los calzaron, les dieron de comer, les curaron las heridas, montaron en asnos a los que estaban fatigados y los llevaron a Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos; luego regresaron a Samaría. (II Crónicas 28, 15)
Luego me levanté de noche, con unos cuantos hombres, sin manifestar a nadie lo que por inspiración divina iba a hacer por Jerusalén, llevando sólo el caballo que yo montaba. (Nehemías 2, 12)
Pues yo había dicho a los nobles, a los prefectos y al resto del pueblo: "La obra es grande y extensa, y estamos diseminados a lo largo de la muralla, lejos unos de otros. (Nehemías 4, 13)
Unos decían: "Tenemos que dar en prenda a nuestros hijos y nuestras hijas para obtener grano con que poder comer y vivir". (Nehemías 5, 2)
y les di estas órdenes: "No se abrirán las puertas de Jerusalén hasta que el sol comience ya a calentar; y antes que se ponga, se cerrarán bien echando las barras. Los habitantes de Jerusalén montarán guardia, unos en su puesto y otros delante de su propia casa". (Nehemías 7, 3)
"Esto dice el rey grande, el señor de toda la tierra: Mira, al salir de mi presencia, reúne contigo hombres de valor probado, unos ciento veinte mil de infantería y gran número de caballos con doce mil jinetes, (Judit 2, 5)
Cuando los israelitas vieron aquella ingente multitud, se aterrorizaron y se dijeron unos a otros: "Éstos, sin duda, cubrirán toda la tierra, y ni los montes más altos, ni los desfiladeros, ni las colinas podrán detener su marcha". (Judit 7, 4)