Löydetty 602 Tulokset: sino

  • el criminal Jasón envió a la fiesta desde Jerusalén espectadores, ciudadanos antioquenos, que llevaban trescientas dracmas de plata para el sacrificio de Hércules; pero dijeron que no convenía emplearlas en el sacrificio, sino en otros gastos. (II Macabeos 4, 19)

  • Vino con las órdenes reales, pero no presentaba nada digno de un sumo sacerdote, sino pasiones de tirano cruel e instintos de bestia salvaje. (II Macabeos 4, 25)

  • Esto causó indignación y mal efecto no sólo entre los judíos, sino también en otras naciones, por la muerte inicua y arbitraria de Onías. (II Macabeos 4, 35)

  • Entonces Jasón hizo una matanza sin compasión en sus propios conciudadanos, olvidándose de que las victorias contra los de su propia nación son la mayor derrota; parecía que él no triunfaba de sus conciudadanos, sino de sus enemigos. (II Macabeos 5, 6)

  • Pero Dios no había escogido el pueblo para el templo, sino el templo para el pueblo. (II Macabeos 5, 19)

  • Pido a los que llegaren a leer este libro que no se escandalicen por estas adversidades; que tengan por cierto que no para nuestra ruina, sino para corrección de nuestro pueblo ha sucedido esto. (II Macabeos 6, 12)

  • En realidad, es señal de gran benevolencia no dejar impunes a los pecadores, sino aplicarles prontamente el castigo. (II Macabeos 6, 13)

  • Y así murió, dejando no sólo a los jóvenes, sino a la mayor parte de la nación un ejemplo de nobleza y un monumento de virtud y fortaleza con su muerte. (II Macabeos 6, 31)

  • Antíoco sospechaba que lo despreciaba, y pensó que también lo recriminaba. Pero, con todo, al más joven, que quedaba todavía, no solamente le exhortaba con palabras, sino que le prometía con juramento enriquecerlo de una vez y hacerle el más feliz, y, una vez que hubiera renegado de su religión y abandonado las leyes patrias, tenerle como amigo, proveerle de todo lo necesario y darle un cargo de gobierno. (II Macabeos 7, 24)

  • sino que lucharan valientemente, teniendo presente la profanación sacrílega llevada a cabo en el lugar santo, la injuriosa opresión de la ciudad y la abolición de las instituciones antiguas. (II Macabeos 8, 17)

  • Después, postrados en tierra, pedían al Señor que no volvieran ya a caer jamás en semejantes males; sino que, si de nuevo cometían la iniquidad, los castigara él mismo blandamente, sin entregarlos de nuevo en manos de gentiles, salvajes y blasfemos. (II Macabeos 10, 4)

  • Todos a una bendijeron a Dios misericordioso; y de tal forma cobraron ánimo y valor, que se sentían capaces de acometer no sólo a hombres, sino a fieras y aun a penetrar los muros de hierro. (II Macabeos 11, 9)


“Viva feliz. Sirva ao Senhor alegremente e com o espírito despreocupado.” São Padre Pio de Pietrelcina