Löydetty 156 Tulokset: propia

  • La tierra produjo vegetación: plantas con semilla de su especie y árboles frutales que contienen la semilla propia de su especie. Vio Dios que esto estaba bien. (Génesis 1, 12)

  • Labán dio a su hija Lía, por esclava, a su propia esclava Zilpa. (Génesis 29, 24)

  • a la que dio por esclava su propia esclava Bihlá. (Génesis 29, 29)

  • Todos éstos son las doce tribus de Israel, y esto lo que su padre les dijo cuando los bendijo a cada uno con su propia bendición. (Génesis 49, 28)

  • Quien maldiga a su propio padre o a su propia madre, será condenado a muerte. (Exodo 21, 17)

  • Les dijo: "Cíñase cada uno la propia espada al muslo. Recorred el campamento de una punta a otra y matad cada uno a su hermano, a su amigo, a su pariente". (Exodo 32, 27)

  • Ninguno de vosotros se acercará a mujer de su propia familia para tener relaciones sexuales con ella: yo, el Señor. (Levítico 18, 6)

  • ni con tus nietas, pues son tu propia carne; (Levítico 18, 10)

  • Si uno toma por esposa a su hermana, por parte de padre o de madre, y tienen relaciones sexuales, es una ignominia; los dos serán matados a la vista de todo el pueblo; por haber tenido relaciones sexuales con su propia hermana cargará con su culpa. (Levítico 20, 17)

  • Si uno se acuesta con una mujer durante el período de su menstruación y tiene relaciones sexuales con ella, descubre la sangre de la mujer en su fuente y la mujer descubre la fuente de su propia sangre; los dos serán extirpados de en medio de su pueblo. (Levítico 20, 18)

  • No tendrás relaciones sexuales con tu tía paterna o materna, pues es tenerlas con alguien de la propia sangre, y los dos cargarán con su culpa. (Levítico 20, 19)

  • que, aunque me dieras tu casa llena de oro y plata, yo no podría traspasar las órdenes del Señor ni hacer por propia iniciativa cosa alguna, buena o mala, sino que diría fielmente lo que dijera el Señor? (Números 24, 13)


“Imitemos o coração de Jesus, especialmente na dor, e assim nos conformaremos cada vez mais e mais com este coração divino para que, um dia, lá em cima no Céu, também nós possamos glorificar o Pai celeste ao lado daquele que tanto sofreu”. São Padre Pio de Pietrelcina