Löydetty 174 Tulokset: decía

  • Los israelitas volvieron la espalda en el combate. Benjamín había matado a unos treinta hombres de Israel y se decía: "Están vencidos ante nosotros, como en la batalla anterior". (Jueces 20, 39)

  • Ella decía: "No me llaméis Noemí; llamadme Mara, porque el todopoderoso me ha llenado de amargura. (Rut 1, 20)

  • Más aún: antes de que se quemase la grasa, llegaba el criado del sacerdote y decía al que iba a ofrecer el sacrificio: "Dame la carne para asársela al sacerdote; porque no te aceptará carne cocida, sino cruda". (I Samuel 2, 15)

  • Y si alguno le decía: "Primero deben quemarse las grasas; después toma lo que quieras", respondía: "No, dámelo ahora; si no, lo tomaré por la fuerza". (I Samuel 2, 16)

  • Antiguamente, en Israel, cuando se iba a consultar a Dios, se decía: "Venid, vamos al vidente"; pues al que hoy se llama profeta, antes se le llamaba vidente). (I Samuel 9, 9)

  • El pueblo dijo a Samuel: "¿Quién es el que decía que Saúl no iba a reinar sobre nosotros? Entréganos a esos hombres para matarlos". (I Samuel 11, 12)

  • Saúl dijo a David: "Te voy a dar por mujer a mi hija mayor, Merab, a condición de que seas un valiente guerrero y combatas las batallas del Señor". Saúl se decía: "Que no caiga mi mano sobre él, sino la de los filisteos". (I Samuel 18, 17)

  • Saúl se decía: "Se la daré a él para que le sirva de lazo y la mano de los filisteos caiga sobre él". Y Saúl dijo por segunda vez a David: "Hoy serás mi yerno". (I Samuel 18, 21)

  • Aquís tenía confianza en David y se decía: "Seguramente se ha hecho odioso a su pueblo y será mi servidor para siempre". (I Samuel 27, 12)

  • Decía en ella: "Poned a Urías en el punto en que más recia sea la batalla; y después dejadle solo para que sea herido y muera". (II Samuel 11, 15)

  • Él respondió: "Cuando todavía vivía el niño, ayunaba y lloraba, porque me decía: ¡Quién sabe si el Señor tendrá piedad de mí y hará que el niño viva! (II Samuel 12, 22)

  • Absalón se levantaba pronto, se ponía junto al camino que lleva a la puerta y, cuando un hombre tenía un pleito que le llevaba ante el rey para el juicio, le llamaba y le decía: "¿De qué ciudad eres?". Él respondía: "Tu servidor es de tal tribu de Israel". (II Samuel 15, 2)


“O trabalho é tão sagrado como a oração”. São Padre Pio de Pietrelcina