Löydetty 134 Tulokset: cambio

  • Tan grande como su gloria fue su ignominia, y su grandeza se cambió en duelo. (I Macabeos 1, 40)

  • Jonatán pidió al rey exenciones de impuestos para Judea y para los tres distritos de Samaría, prometiéndole a cambio diez mil kilos de plata. (I Macabeos 11, 28)

  • Ni tenían en nada las glorias patrias, juzgando, en cambio, óptimas las glorias helénicas. (II Macabeos 4, 15)

  • Mis hermanos están ya en posesión de una promesa de vida eterna por haber sufrido un breve tormento. En cambio, tú sufrirás las penas debidas a tu soberbia. (II Macabeos 7, 36)

  • Otros, en cambio, vendían lo que les quedaba y suplicaban a Dios que los librara del malvado Nicanor, que los había vendido antes de llegar. (II Macabeos 8, 14)

  • Al salir el sol, se entabló la batalla. Unos llevaban como garantía de éxito y de victoria, además del valor y esfuerzo personal, la confianza ciega en su Señor; los otros, en cambio, sólo su propio odio. (II Macabeos 10, 28)

  • En cambio, el Macabeo esperaba ciegamente que Dios había de venir en su auxilio. (II Macabeos 15, 7)

  • En caso de caída, el uno levanta al otro; en cambio, ¡ay del solo que cae y no tiene a nadie que lo levante! (Eclesiastés 4, 10)

  • Aguas inmensas no podrían apagar el amor, ni los ríos ahogarlo. Quien ofreciera toda la hacienda de su casa a cambio del amor sería despreciado. Los Hermanos: (Cantar 8, 7)

  • Desgraciados, en cambio, y con la esperanza puesta en cosas muertas, los que llamaron dioses a obras de manos de hombre: oro y plata trabajados con arte, figuras de animales, o a una piedra inútil, obra de mano antigua. (Sabiduría 13, 10)

  • Convenía que los opresores vieran caer sobre ellos una necesidad implacable; a éstos, en cambio, bastaba con mostrarles cómo eran atormentados sus enemigos. (Sabiduría 16, 4)

  • Otras, en cambio, aun en medio del agua, la llama ardía con más fuerza que el fuego, para destruir los frutos de una tierra injusta. (Sabiduría 16, 19)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina