Löydetty 351 Tulokset: nuestros

  • Yahveh realizó a nuestros propios ojos señales y prodigios grandes y terribles en Egipto, contre Faraón y toda su casa. (Deuteronomio 6, 22)

  • Y a nosotros nos sacó de allí para conducirnos y entregarnos la tierra que había prometido bajo juramento a nuestros padres. (Deuteronomio 6, 23)

  • Y pronunciarán estas palabras: «Nuestras manos no han derramado esa sangre y nuestros ojos no han visto nada. (Deuteronomio 21, 7)

  • Te presentarás al sacerdote que esté entonces en funciones y le dirás: «Yo declaro hoy a Yahveh mi Dios que he llegado a la tierra que Yahveh juró a nuestros padres que nos daría.» (Deuteronomio 26, 3)

  • Nosotros clamanos a Yahveh Dios de nuestros padres, y Yahveh escuchó nuestra voz; vio nuestra miseria, nuestras penalidades y nuestra opresión, (Deuteronomio 26, 7)

  • Desde la morada de tu santidad, desde lo alto de los cielos, contempla y bendice a tu pueblo Israel, así como al suelo que nos has dado como habías jurado a nuestros padres, tierra que mana leche y miel.» (Deuteronomio 26, 15)

  • Las cosas secretas pertenecen a Yahveh nuestro Dios, pero las cosas reveladas nos atañen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que pongamos en práctica todas las palabras de esta Ley. (Deuteronomio 29, 28)

  • Mas no es su roca como nuestra Roca, y nuestros enemigos son testigos. (Deuteronomio 32, 31)

  • Sucedió que estando Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre plantado frente a él con una espada desnuda en la mano. Josué se adelantó hacia él y le dijo: «¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?» (Josué 5, 13)

  • Y nos han dicho nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra: «Tomad en vuestras manos provisiones para el viaje, id a su encuentro y decidles: "Siervos vuestros somos: haced, pues, alianza con nosotros." (Josué 9, 11)

  • Estos odres de vino, que eran nuevos cuando los llenamos, se han roto; nuestras sandalias y nuestros vestidos están gastados por lo largo del camino.» (Josué 9, 13)

  • Estas se presentaron ante el sacerdote Eleazar, ante Josué, hijo de Nun, y ante los principales, y dijeron: «Yahveh ordenó a Moisés que nos diera una heredad entre nuestros hermanos.» Les dio, pues, según la orden de Yahveh, una heredad entre los hermanos de su padre. (Josué 17, 4)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre todo o bem que ela ainda pode fazer”. São Padre Pio de Pietrelcina