Löydetty 94 Tulokset: quienes

  • Él les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». (Marcos 3, 33)

  • Los que están al borde del camino, son aquellos en quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene Satanás y se lleva la semilla sembrada en ellos. (Marcos 4, 15)

  • En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados». (Marcos 10, 40)

  • Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. (Marcos 10, 42)

  • Y él les enseñaba: «Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas (Marcos 12, 38)

  • En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. (Marcos 16, 14)

  • Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo. (Lucas 6, 34)

  • ¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado! (Lucas 11, 47)

  • ¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos. (Lucas 12, 37)

  • ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!". (Lucas 16, 4)

  • Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. (Lucas 19, 15)

  • «Tengan cuidado de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y en los banquetes; (Lucas 20, 46)


“Que Maria seja toda a razão da sua existência e o guie ao porto seguro da eterna salvação. Que Ela lhe sirva de doce modelo e inspiração na virtude da santa humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina