Löydetty 339 Tulokset: voy

  • Saúl dijo: «Se la voy a prometer y por ella se perderá, pues lo haré caer en manos de los filisteos.» Saúl entonces dijo por segunda vez a David: «Ahora serás mi yerno.» (1 Samuel 18, 21)

  • Dijo a éste: «Corre a buscarme las flechas que voy a tirar.» Corrió el muchacho y Jonatán lanzó las flechas más allá de él. (1 Samuel 20, 36)

  • ¿Voy a tomar acaso mi pan, mi vino y las reses que he sacrificado para los esquiladores y se las voy a dar a unos hombres que no sé de dónde son?» (1 Samuel 25, 11)

  • David se dijo a sí mismo: «Uno de estos días voy a caer en manos de Saúl. Lo mejor es que me refugie en tierra de los filisteos, para que Saúl deje de buscarme por todo el país de Israel. Así no podrá agarrarme. Huiré entonces de sus dominios.» (1 Samuel 27, 1)

  • Luego Abner dijo a David: «Ahora quiero irme, pues voy a poner a todo Israel de tu parte, oh señor, mi rey. Ellos harán una alianza contigo y tú reinarás según lo deseas.» David despidió a Abner, que se fue en paz. (2 Samuel 3, 21)

  • Aquel día David tuvo miedo de Yavé, y dijo: «¿Cómo voy a llevar a mi casa el Arca de Yavé?» (2 Samuel 6, 9)

  • He estado contigo en todas partes y he destruido ante ti a todos tus enemigos. Pero ahora voy a hacer que tu nombre sea famoso entre los grandes de la tierra. (2 Samuel 7, 9)

  • Pero aho ra que murió, ¿por qué voy a ayunar? ¿Puedo hacer que vuelva? Yo iré donde él, pero él no volverá a mí.» (2 Samuel 12, 23)

  • Entonces el rey dijo a la mujer: «Te pido que digas la verdad de todo cuanto voy a preguntarte.» La mujer respondió: «Diga mi señor, el rey.» (2 Samuel 14, 18)

  • Miren, yo me voy a detener en los pasos del desierto esperando que ustedes me manden noticias.» (2 Samuel 15, 28)

  • Por lo demás, ¿a quién voy a servir?, ¿no eres tú el hijo de David? Como he servido a tu padre, así te serviré.» (2 Samuel 16, 19)

  • ¿Para qué voy a ser una carga para ti? Te acompañaré un poco más allá del Jordán, pero no veo por qué me concedes esta recompensa. (2 Samuel 19, 37)


“O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina