Löydetty 186 Tulokset: hacen
los que hacen condenar a otro porque saben hablar y les meten trampas a los jueces al tribunal, y niegan, por una coma, el derecho del bueno. (Isaías 29, 21)
No verás más al pueblo insolente cuyo lenguaje no se puede entender, cuyas palabras te hacen reír y te suenan raras. (Isaías 33, 19)
No le hagan caso a Ezequías sino, más bien, al rey de Asur, quien les promete lo siguiente: Si hacen las paces conmigo y se rinden a mí, cada uno de ustedes seguiráccomieendo los frutos de su viña y de su higuera y tomando del agua de su pozo. (Isaías 36, 16)
El Señor Yavé me ha concedido el poder hablar como su discípulo. Y ha puesto en mi boca las palabras para fortalecer al que está aburrido. A la mañana él despierta mi mente y lo escucho como lo hacen los discípulos. (Isaías 50, 4)
Levanten los ojos al cielo y miren después al suelo. Miren que los cielos se derriten y se hacen humo y la tierra se deshace como la ropa mientras sus habitantes mueren como moscas. Pero mi salvación durará para siempre y mi justicia nunca se acabará. (Isaías 51, 6)
¿Para qué van a gastar en lo que no es pan y dar su salario por cosas que no alimentan? Si ustedes me hacen caso, comerán cosas ricas y su paladar se deleitará con comidas exquisitas. (Isaías 55, 2)
Pues esto dice Yavé a los castrados que observan sus sábados, que hacen lo que le gusta y que no faltan a su compromiso con él: (Isaías 56, 4)
¡Esos cuidadores están todos ciegos, no saben nada! Son todos como perros mudos, que no pueden ladrar. Tendidos en sus lechos, no hacen más que dormir y soñar. (Isaías 56, 10)
A pesar de que hacen de pastores, son perros hambrientos que no se llenan con nada. Son gente incapaz de comprender. Cada uno sigue su propio camino, o busca su propio interés: (Isaías 56, 11)
¿De quién se están riendo? ¿A quién le hacen morisquetas y le sacan la lengua? ¿No son ustedes hijos del pecado y descendientes de la mentira, (Isaías 57, 4)
Uno no se puede vestir con sus telas, y no se vestirán con sus obras. Pues lo que hacen son obras criminales, y es sólo violencia lo que sale de sus manos. (Isaías 59, 6)
¿Qué me importa a mí el incienso importado de Saba y la canela fina que viene de un país lejano? Ya no me gustan los holocaustos que ustedes hacen, y sus sacrificios me caen mal. (Jeremías 6, 20)
