Löydetty 276 Tulokset: Salomón

  • Hijos de los siervos de Salomón: los Satay, los de Has-Soferet, los de Perudá, (Esdras 2, 55)

  • Total de los donados y de los hijos de los siervos de Salomón, 392. (Esdras 2, 58)

  • Los hijos de los siervos de Salomón; los de Setay, los de Soferet, los de Peridá, (Nehemías 7, 57)

  • Total de los ayudantes y de los hijos de los siervos de Salomón, 392. (Nehemías 7, 60)

  • Estos son los jefes de la provincia que se quedaron viviendo en Jerusalén. Respecto a las ciudades de Judea, cada uno se estableció en su propiedad, en la ciudad de su familia, tanto el pueblo de Israel como sus sacerdotes y levitas, los ayudantes y los hijos de los siervos de Salomón. (Nehemías 11, 3)

  • Ellos cumplían las ceremonias de su Dios y las ceremonias de las purificaciones, junto con los cantores y los porteros, conforme a lo mandado por David y su hijo Salomón, pues ya desde el principio, (Nehemías 12, 45)

  • Yo los reprendí y los maldije, hice azotar a algunos de ellos y arrancarles los cabellos y los hice jurar en nombre de Yavé: «No deben casar a sus hijas con los hijos de ellos, ni tomar ninguna de sus hijas por esposas; ni ustedes ni los hijos de ustedes. ¿No pecó en esto Salomón, rey de Israel? (Nehemías 13, 25)

  • Entonces el Señor mostrará de nuevo estos objetos y su Gloria se manifestará con la nube, igual que se manifestó en tiempos de Moisés y cuando Salomón pidió a Dios que viniera a consagrar su casa.» (2 Macabeos 2, 8)

  • Se explica también que Salomón, inspirado por su sabiduría, ofreció el sacrificio de la dedicación y de la terminación del Templo. (2 Macabeos 2, 9)

  • Y así como había bajado fuego del cielo por la oración de Moisés, para consumir las ofrendas y la víctima sacrificada, lo mismo, por la oración de Salomón, bajó fuego del cielo y consumió la víctima. (2 Macabeos 2, 10)

  • Salomón celebró igualmente los ocho días de la fiesta. (2 Macabeos 2, 12)

  • Estos son Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel, (Proverbios 1, 1)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina