Löydetty 276 Tulokset: Salomón

  • Al cabo de los veinte años que empleó Salomón en edificar la Casa de Yavé y su propia casa, (2 Crónicas 8, 1)

  • Salomón marchó contra Jamat de Sobá y se apoderó de ella; (2 Crónicas 8, 3)

  • cuyos descendientes habían quedado después de ellos en el país y a los que los israelitas no habían exterminado, Salomón los sometió a servidumbre que dura hasta el día de hoy. (2 Crónicas 8, 8)

  • Los jefes nombrados por los intendentes del rey Salomón eran doscientos cincuenta que dirigían al pueblo. (2 Crónicas 8, 10)

  • Salomón hizo subir a la hija del faraón desde la ciudad de David a la casa que había edificado para ella; pues se decía: «No puedo dejar a una mujer en la casa de David, rey de Israel; porque los lugares donde ha estado el Arca de Yavé son sagrados.» (2 Crónicas 8, 11)

  • Entonces Salomón ofrecía sacrificios a Yavé sobre el altar de Yavé que había levantado delante del vestíbulo de la Casa; (2 Crónicas 8, 12)

  • Así fue dirigida toda la obra de Salomón, desde el día en que se echaron los cimientos de la Casa de Yavé hasta su terminación. Así fue acabada la Casa de Yavé. (2 Crónicas 8, 16)

  • Entonces Salomón fue a Asiongaber y a Elat a orillas del mar, en el país de Edom. (2 Crónicas 8, 17)

  • Hiram le envió, por medio de sus siervos, barcos y marinos conocedores del mar, que fueron con los siervos de Salomón a Ofir, de donde tomaron cuatrocientos cincuenta talentos de oro, que trajeron al rey Salomón. (2 Crónicas 8, 18)

  • La reina de Saba había oído la fama de Salomón, y vino a Jerusalén a probarlo por enigmas. Vino con muchos servidores y con camellos que traían aromas, gran cantidad de oro y piedras preciosas. Fue donde Salomón y conversó con él sobre todas sus inquietudes. (2 Crónicas 9, 1)

  • Salomón contestó todas sus preguntas sin que hubiera nada que él no pudiera explicarle. (2 Crónicas 9, 2)

  • Cuando la reina de Saba vio la sabiduría de Salomón y la Casa que había edificado, (2 Crónicas 9, 3)


“Imitemos o coração de Jesus, especialmente na dor, e assim nos conformaremos cada vez mais e mais com este coração divino para que, um dia, lá em cima no Céu, também nós possamos glorificar o Pai celeste ao lado daquele que tanto sofreu”. São Padre Pio de Pietrelcina