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Ahora pues di esto a mi siervo David: Así habla Yahveh Sebaot: Yo te he tomado del pastizal, de detrás del rebaño, para que seas caudillo de mi pueblo Israel. (II Samuel 7, 8)
Pues bien, nunca se apartará la espada de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado la mujer de Urías el hitita para mujer tuya. (II Samuel 12, 10)
La casa en que vivía en el otro recinto, el opuesto al Vestíbulo, tenía la misma configuración; hizo también una casa como este Vestíbulo para la hija de Faraón que Salomón había tomado por mujer. (I Reyes 7, 8)
Cuando Jezabel exterminó a los profetas de Yahveh, Abdías había tomado cien profetas y los había ocultado, de cincuenta en cincuenta, en una cueva, dándoles de comer pan y agua. - (I Reyes 18, 4)
El dijo a su criado: «Dile: Te has tomado todos estos cuidados por nosotros, ¿qué podemos hacer por ti?, ¿quieres que hablemos en tu favor al rey o al jefe del ejército?» Ella dijo: «Vivo en medio de mi pueblo.» (II Reyes 4, 13)
porque el Señor había hecho oír en el campamento de Aram estrépito de carros, estrépito de caballos y estrépito de un gran ejército, y se dijeron unos a otros: «El rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los hititas y a los reyes de Egipto para que vengan contra nosotros.» (II Reyes 7, 6)
Entonces Joás, hijo de Joacaz, volvió a tomar de mano de Ben Hadad, hijo de Jazael, las ciudades que había tomado de mano de Joacaz su padre, por las armas. Joás le batió tres veces y recobró las ciudades de Israel. (II Reyes 13, 25)
Su mujer, la de Judá, dio a luz a Yéred, padre de Guedor, a Héber, padre de Sokó, y a Yecutiel, padre de Zanóaj. Estos son los hijos de Bitía, hija del Faraón, que Méred había tomado por esposa. (I Crónicas 4, 18)
Di, pues, ahora esto a mi siervo David: Así habla Yahveh Sebaot: Yo te he tomado del pastizal, de detrás del rebaño, para que seas caudillo de mi pueblo Israel. (I Crónicas 17, 7)
El rey David los consagró también a Yahveh, con la plata y el oro que había tomado a todas las naciones: a Edom, a Moab, a los ammonitas, a los filisteos y a los amalecitas. (I Crónicas 18, 11)
Oídme, pues, y dejad volver a vuestros hermanos que habéis tomado prisioneros, porque el furor de la ira de Yahveh viene sobre vosotros.» (II Crónicas 28, 11)
sino que han tomado para ellos y para sus hijos mujeres de entre las hijas de ellos: la raza santa se ha mezclado con las gentes del país; los jefes y los consejeros han sido los primeros en esta rebeldía.» (Esdras 9, 2)