Fundar 364 Resultados para: suceder a Saúl

  • Llamó el rey a los gabaonitas y les dijo: (Estos gabaonitas no eran israelitas, sino uno de los residuos amorreos, a los que los israelitas habían hecho juramento. Pero Saúl intentó exterminarlos, llevado del celo por los israelitas y Judá.) (II Samuel 21, 2)

  • Le respondieron los gabaonitas: «No es para nosotros cuestión de oro ni plata con Saúl y su casa, ni se trata de hacer morir a nadie en Israel.» El dijo: «Haré por vosotros lo que me digáis.» (II Samuel 21, 4)

  • Pero el rey perdonó a Meribbaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, a causa del juramento de Yahveh que había entre ellos, entre David y Jonatán, hijo de Saúl. (II Samuel 21, 7)

  • Tomó el rey a los dos hijos que Rispá, hija de Ayyá, había dado a Saúl, Armoní y Meribbaal, y a los cinco hijos que Merab, hija de Saúl, había dado a Adriel, hijo de Barzillay de Mejolá (II Samuel 21, 8)

  • Avisaron a David lo que había hecho Rispá, hija de Ayyá, concubina de Saúl. (II Samuel 21, 11)

  • Entonces David fue a recoger los huesos de Saúl y los huesos de su hijo Jonatán, de entre los vecinos de Yabés de Galaad que los habían hurtado de la explanada de Betsán, donde los filisteos los habían colgado el día que mataron a Saúl en Gelboé; (II Samuel 21, 12)

  • subió desde allí los huesos de Saúl y los huesos de su hijo Jonatán y los reunió con los huesos de los despeñados. (II Samuel 21, 13)

  • Sepultaron los huesos de Saúl, los de su hijo Jonatán y los de los despeñados, en tierra de Benjamín, en Selá, en el sepulcro de Quis, padre de Saúl, y ejecutaron cuanto había ordenado el rey, después de lo cual Dios quedó aplacado con la tierra. (II Samuel 21, 14)

  • David dijo a Yahveh las palabras de este cántico el día que le salvó Yahveh de la mano de todos sus enemigos y de la mano de Saúl. (II Samuel 22, 1)

  • Murió Samlá, y reinó en su lugar Saúl, de Rejobot Hannahar. (I Crónicas 1, 48)

  • Murió Saúl y reinó en su lugar Baal Janán, hijo de Akbor. (I Crónicas 1, 49)

  • Hijos de Simeón: Nemuel, Yamín, Yarib, Zéraj y Saúl, (I Crónicas 4, 24)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina