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El día quince del séptimo mes, en la fiesta, hará lo mismo durante siete días, ofreciendo el sacrificio por el pecado, el holocausto, la oblación y el aceite. (Ezequiel 45, 25)
Entonces el rey Nabucodonosor, lleno de cólera y demudada la expresión de su rostro contra Sadrak, Mesak y Abed Negó, dio orden de que se encendiese el horno siete veces más de lo corriente, (Daniel 3, 19)
Deje de ser su corazón de hombre, désele un corazón de bestia y pasen por él siete tiempos. (Daniel 4, 13)
«En cuanto a lo que ha visto el rey: un Vigilante, un santo que bajaba del cielo y decía: "Abatid el árbol, destruidlo, pero el tocón y sus raíces dejadlos en tierra, con ataduras de hierro y bronce, entre la hierba del campo, y sea bañado del rocío del cielo y comparta la suerte con las bestias del campo hasta que hayan pasado por él siete tiempos", (Daniel 4, 20)
«Serás arrojado de entre los hombres y con las bestias del campo morarás; hierba, como los bueyes, tendrás por comida, y serás bañado del rocío del cielo; siete tiempos pasarán por ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el imperio de los hombres y que se lo da a quien le place. (Daniel 4, 22)
De entre los hombres serás arrojado, con las bestias del campo morarás; hierba como los bueyes tendrás por comida, y siete tiempos pasarán por ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres, y se lo da a quien le place.» (Daniel 4, 29)
«Entiende y comprende: Desde el instante en que salió la orden de volver a construir Jerusalén, hasta un Príncipe Mesías, siete semanas y sesenta y dos semanas, plaza y foso serán reconstruidos, pero en la angustia de los tiempos. (Daniel 9, 25)
El rey le preguntó: «Daniel, ¿están intactos los sellos?» - «Intactos, oh rey», respondió él. (Daniel 14, 17)
Había en el foso siete leones a los que se les daba diariamente dos cadáveres y dos carneros; entonces no se les dio nada, para que devoraran a Daniel. (Daniel 14, 32)
El será la Paz. Si Asur invade nuestra tierra, y huella nuestro suelo, suscitaremos contra él siete pastores, y ocho príncipes de hombres. (Miqueas 5, 4)
Y he aquí la piedra que yo pongo delante de Josué; en esta única piedra hay siete ojos; yo mismo grabaré su inscripción - oráculo de Yahveh Sebaot - y quitaré la culpa de esta tierra en un solo día. (Zacarías 3, 9)
Y me dijo: «¿Qué ves?» Dije: «Veo un candelabro todo de oro, con una ampolla en su vértice: tiene siete lámparas y siete boquillas para las siete lámparas que lleva encima. (Zacarías 4, 2)