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y le dijeron: «Hay entre tus siervos cincuenta hombres valerosos; que vayan a buscar a tu señor, no sea que el espíritu de Yahveh se lo haya llevado y le haya arrojado en alguna montaña o algún valle.» El dijo: «No mandéis a nadie.» (II Reyes 2, 16)
desplazó el altar de bronce que estaba ante Yahveh, delante de la Casa, de entre el altar nuevo y la Casa de Yahveh, y lo colocó al lado del altar nuevo, hacia el norte. (II Reyes 16, 14)
Voy a poner en él un espíritu, oirá una noticia y se volverá a su tierra, y en su tierra yo le haré caer a espada.» (II Reyes 19, 7)
Por lo cual el Dios de Israel suscitó el espíritu de Pil, rey de Asiria, que deportó a los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, y los llevó a Jalaj, Jabor, Jará y el río Gozán, hasta el día de hoy. (I Crónicas 5, 26)
Entonces el espíritu revistió a Amasay, jefe de los Treinta: «¡A ti, David! ¡Contigo, hijo de Jesé! ¡Paz, paz a ti! ¡Y paz a los que te ayuden, pues tu Dios te ayuda a ti!» David los recibió y los puso entre los jefes de las tropas. (I Crónicas 12, 19)
Hubo guerra de nuevo en Gat y había un hombre de gran estatura, que tenía veinticuatro dedos, seis en cada extremidad. También éste descendía de Rafá. (I Crónicas 20, 6)
Vino entonces el espíritu de Dios sobre Azarías, hijo de Oded, (II Crónicas 15, 1)
Entonces se adelantó el Espíritu, se puso ante Yahveh y dijo: "Yo le engañaré" Le preguntó Yahveh: "¿De qué modo?" (II Crónicas 18, 20)
Respondió: "Iré y me haré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas." Y Yahveh dijo: "Tú conseguirás engañarle. Vete y hazlo así" (II Crónicas 18, 21)
Ahora, pues, Yahveh ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos estos profetas tuyos, pues Yahveh ha predicho el mal contra ti.» (II Crónicas 18, 22)
Se acercó entonces Sedecías, hijo de Kenaaná, y dio una bofetada a Miqueas en la mejilla, diciendo: «¿Por qué camino se ha ido de mí el espíritu de Yahveh para hablarte a ti?». (II Crónicas 18, 23)
Entonces Josafat, puesto en pie en medio de la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la Casa de Yahveh, delante del atrio nuevo, (II Crónicas 20, 5)