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Robusteceré los brazos del rey de Babilonia, pondré mi espada en su mano y romperé los brazos de Faraón, que lanzará ante él gemidos de víctima. (Ezequiel 30, 24)
Robusteceré los brazos del rey de Babilonia, y los brazos de Faraón desmayarán. Y se sabrá que yo soy Yahveh, cuando pongo mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la esgrima contra el país de Egipto. (Ezequiel 30, 25)
La mano de Yahveh había venido sobre mí, la tarde antes de llegar el fugitivo, y me había abierto la boca para cuando éste llegó donde mí por la mañana; mi boca se abrió y no estuve más mudo. (Ezequiel 33, 22)
El árbol del campo dará su fruto, la tierra dará sus productos, y ellos vivirán en seguridad en su suelo. Y sabrán que yo soy Yahveh, cuando despedace las barras de su yugo y los libre de la mano de los que los tienen esclavizados. (Ezequiel 34, 27)
Le dirás: Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti, montaña de Seír. Voy a extender mi mano contra ti: te convertiré en soledad desolada, (Ezequiel 35, 3)
por eso, así dice el Señor Yahveh: Juro mano en alto que las naciones que os rodean cargarán con sus propios ultrajes. (Ezequiel 36, 7)
La mano de Yahveh fue sobre mí y, por su espíritu, Yahveh me sacó y me puso en medio de la vega, la cual estaba llena de huesos. (Ezequiel 37, 1)
Júntalos el uno con el otro de suerte que formen un solo leño, que sean una sola cosa en tu mano. (Ezequiel 37, 17)
les dirás: Así dice el Señor Yahveh: He aquí que voy a tomar el leño de José (que está en la mano de Efraím) y las tribus de Israel que están con él, los pondré junto al leño de Judá, haré de todo un solo leño, y serán una sola cosa en mi mano. (Ezequiel 37, 19)
Los leños en los cuales hayas escrito tenlos en tu mano, ante sus ojos, (Ezequiel 37, 20)
Irás a saquear, a hacer botín, a poner tu mano sobre ruinas repobladas, en un pueblo congregado de entre las naciones, entregado a reponer el ganado y la hacienda, que habita en el centro de la tierra.» (Ezequiel 38, 12)
Romperé tu arco en tu mano izquierda y haré caer tus flechas de tu mano derecha. (Ezequiel 39, 3)