Fundar 62 Resultados para: míos

  • Pues bien, los dos hijos tuyos que te nacieron en Egipto antes de venir yo a Egipto a reunirme contigo, míos son: Efraím y Manasés, igual que Rubén y Simeón, serán míos. (Génesis 48, 5)

  • Luego les dio este encargo: «Yo voy a reunirme con los míos. Sepultadme junto a mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el hitita, (Génesis 49, 29)

  • «Conságrame todo primogénito, todo lo que abre el seno materno entre los israelitas. Ya sean hombres o animales, míos son todos.» (Exodo 13, 2)

  • Sed, pues, santos para mí, porque yo, Yahveh, soy santo, y os he separado de entre los pueblos, para que seáis míos. (Levítico 20, 26)

  • Porque ellos son siervos míos, a quienes yo saqué de la tierra de Egipto; no han de ser vendidos como se vende un esclavo. (Levítico 25, 42)

  • Porque a mí es a quien sirven los israelitas; siervos míos son, a quienes yo he sacado del país de Egipto. Yo, Yahveh, vuestro Dios. (Levítico 25, 55)

  • «Toma a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los israelitas y el ganado de los levitas en lugar de su ganado; los levitas serán míos, yo Yahveh. (Números 3, 45)

  • Porque míos son todos los primogénitos entre los israelitas, igual de hombres que de ganados: me los consagré el día que heri a todos los primogénitos en Egipto. (Números 8, 17)

  • «Manda a los israelitas en estos términos: Tendréis cuidado de traer a su tiempo mi ofrenda, mi alimento, manjares míos abrasados de calmante aroma. (Números 28, 2)

  • El dueño de la casa salió donde ellos y les dijo: «No, hermanos míos; no os portéis mal. Puesto que este hombre ha entrado en mi casa no cometáis esa infamia. (Jueces 19, 23)

  • No, hijos míos, los rumores que oigo no son buenos... (I Samuel 2, 24)

  • Pero David dijo: «¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, que os convertís hoy en adversarios míos? ¿Ha de morir hoy alguien en Israel? ¿Acaso no conozco que hoy vuelvo a ser rey de Israel?» (II Samuel 19, 23)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina