Fundar 1516 Resultados para: hasta

  • Pero se embotaron sus inteligencias. En efecto, hasta el día de hoy perdura ese mismo velo en la lectura del Antiguo Testamento. El velo no se ha levantado, pues sólo en Cristo desaparece. (II Corintios 3, 14)

  • Hasta el día de hoy, siempre que se lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones. (II Corintios 3, 15)

  • y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que le habíais proporcionado, comunicándonos vuestra añoranza, vuestro pesar, vuestro celo por mí hasta el punto de colmarme de alegría. (II Corintios 7, 7)

  • Nosotros, en cambio, no nos gloriaremos desmesuradamente; antes bien, nos mediremos a nosotros mismos por la norma que Dios mismo nos ha asignado como medida al hacernos llegar también hasta vosotros. (II Corintios 10, 13)

  • Porque no traspasamos los límites debidos, como sería si no hubiéramos llegado hasta vosotros; hasta vosotros hemos llegado con el Evangelio de Cristo. (II Corintios 10, 14)

  • Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años - si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe - fue arrebatado hasta el tercer cielo. (II Corintios 12, 2)

  • Y los demás judíos le imitaron en su simulación, hasta el punto de que el mismo Bernabé se vio arrastrado por la simulación de ellos. (Gálatas 2, 13)

  • Entonces, ¿para qué la ley? Fue añadida en razón de las transgresiones hasta que llegase la descendencia, a quien iba destinada la promesa, ley que fue promulgada por los ángeles y con la intervención de un mediador. (Gálatas 3, 19)

  • De manera que la ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo, para ser justificados por la fe. (Gálatas 3, 24)

  • sino que está bajo tutores y administradores hasta el tiempo fijado por el padre. (Gálatas 4, 2)

  • ¡hijos míos!, por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros. (Gálatas 4, 19)

  • en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, (Efesios 2, 21)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina