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Celebrarás la fiesta de las Semanas: la de las primicias de la siega del trigo, y también la fiesta de la recolección al final del año. (Exodo 34, 22)
Así andan ellos, seguros de sí mismos, y llegan al final, contentos de su suerte. (Salmos 49, 14)
Por último encontró un final desastroso: acusado ante Aretas, tirano de los árabes, huyendo de su ciudad, perseguido por todos, detestado como apóstata de las leyes, y abominado como verdugo de la patria y de los conciudadanos, fue arrojado a Egipto. (II Macabeos 5, 8)
Si se mima a un esclavo desde niño, al final será un ingrato. (Proverbios 29, 21)
Eso es lo peor de todo cuanto pasa bajo el sol: que haya un destino común para todos, y así el corazón de los humanos está lleno de maldad y hay locura en sus corazones mientras viven, y su final ¡con los muertos! (Eclesiastés 9, 3)
Nos tiene por bastardos, se aparta de nuestros caminos como de impurezas; proclama dichosa la suerte final de los justos y se ufana de tener a Dios por padre. (Sabiduría 2, 16)
pues al que antes hicieron exponer y luego rechazaron con escarnio, al final de los acontecimientos le admiraron después de padecer una sed bien diferente de la de los justos. (Sabiduría 11, 14)
El mal de una hora el placer hace olvidar, al final del hombre se descubren sus obras. (Eclesiástico 11, 27)
Aun si llega a hacer el bien, lo hace por descuido, al final dejará ver su maldad. (Eclesiástico 14, 7)
Entonces Yahveh dijo a Isaías: «Ea, sal con tu hijo Sear Yasub al final del caño de la alberca superior, por la calzada del campo del Batanero, al encuentro de Ajaz, (Isaías 7, 3)
Y después de las sesenta y dos semanas un mesías será suprimido, y no habrá para él... y destruirá la ciudad y el santuario el pueblo de un príncipe que vendrá. Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados. (Daniel 9, 26)
Trocaré en duelo vuestra fiesta, y en elegía todas vuestras canciones; en todos los lomos pondré sayal y tonsura en todas las cabezas; lo haré como duelo de hijo único y su final como día de amargura. (Amós 8, 10)