Fundar 64 Resultados para: desolación

  • ¡Se oye un rumor! ¡ya llega!: un gran estrépito del país del norte, para trocar las ciudades de Judá en desolación, guarida de chacales. (Jeremías 10, 22)

  • La convirtieron en desolación lamentable, en inculta para mí. Totalmente desolado está todo el país porque no hay allí nadie que lo sienta. (Jeremías 12, 11)

  • Es para trocar su tierra en desolación, en eterna rechifla: todo el que pasare se asombrará de ella y meneará la cabeza. (Jeremías 18, 16)

  • y convertiré esta ciudad en desolación y en rechifla: todo el que pase a su vera se quedará atónito y silbará en vista de sus heridas. (Jeremías 19, 8)

  • Será reducida toda esta tierra a pura desolación, y servirán estas gentes al rey de Babilonia setenta años. (Jeremías 25, 11)

  • (a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus principales, para trocarlo todo en desolación, pasmo, rechifla y maldición, como hoy está sucediendo); (Jeremías 25, 18)

  • Ha dejado el león su cubil, y se ha convertido su tierra en desolación ante la cólera irresistible, ante la ardiente cólera. (Jeremías 25, 38)

  • y se comprarán campos en esta tierra de la que decís vosotros que es una desolación, sin personas ni ganados, y que está a merced de los caldeos; (Jeremías 32, 43)

  • Mirad que yo lo ordeno - oráculo de Yahveh - y les hago volver sobre esta ciudad, y la atacarán, la tomarán y le darán fuego, y las ciudades de Judá las trocaré en desolación sin habitantes. (Jeremías 34, 22)

  • Avíos de destierro haz para ti, población, hija de Egipto, porque Nof parará en desolación, y quedará arrasada sin habitantes. (Jeremías 46, 19)

  • Dad alas, a Moab, porque ha de salir volando, y sus ciudades se volverán desolación sin nadie que las habite. (Jeremías 48, 9)

  • Porque por mí lo he jurado - oráculo de Yahveh - que en desolación se convertirá Bosrá, y todas sus ciudades se convertirán en ruinas eternas. (Jeremías 49, 13)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina