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  • a los demás reinos y a las islas, a cuantos en alguna ocasión les hicieron frente, los destruyeron y redujeron a servidumbre. (I Macabeos 8, 11)

  • Judas cayó y los demás huyeron. (I Macabeos 9, 18)

  • Las demás empresas de Judas, sus guerras, proezas que realizó, ocasiones en que alcanzó gloria, fueron demasiado numerosas para ser escritas. (I Macabeos 9, 22)

  • Salieron entonces de su emboscada y cayeron sobre ellos para matarlos. Muchos cayeron muertos y los demás huyeron a la montaña. Se hicieron con todos sus despojos. (I Macabeos 9, 40)

  • En los ejércitos del rey sean alistados hasta 30.000 judíos que percibirán la soldada asignada a las demás tropas del rey. (I Macabeos 10, 36)

  • Por nuestra parte, en las fiestas y demás días señalados, os recordamos sin cesar en toda ocasión en los sacrificios que ofrecemos y en nuestras oraciones, como es justo y conveniente acordarse de los hermanos. (I Macabeos 12, 11)

  • Pero en estas luchas no hemos querido molestaros a vosotros ni a los demás aliados y amigos nuestros, (I Macabeos 12, 14)

  • Envíalos a sus casas, elige algunos hombres que te acompañen y ven conmigo a Tolemaida. Te entregaré la ciudad, las demás fortalezas, el resto de las fuerzas y a todos los funcionarios, y luego emprenderé el regreso pues para eso he venido.» (I Macabeos 12, 45)

  • Mientras se consumía el sacrificio, los sacerdotes hacían oración: todos los sacerdotes con Jonatán que comenzaba, y los demás, como Nehemías, respondían. (II Macabeos 1, 23)

  • como tampoco al que prepara un banquete y busca el provecho de los demás le resulta esto cómodo. Sin embargo, esperando la gratitud de muchos, soportamos con gusto esta fatiga, (II Macabeos 2, 27)

  • Por este motivo no sólo los judíos sino también muchos de las demás naciones se indignaron y se irritaron por el injusto asesinato de aquel hombre. (II Macabeos 4, 35)

  • De este modo hirieron a muchos de ellos, y mataron a algunos; a todos los demás los pusieron en fuga, y al mismo ladrón sacrílego le mataron junto al Tesoro. (II Macabeos 4, 42)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre todo o bem que ela ainda pode fazer”. São Padre Pio de Pietrelcina