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  • pues con perversos razonamientos, nacidos de su maldad, consiguieron engañar la natural nobleza de sentimientos de las autoridades. (Ester 16, 6)

  • en el monte Garizim, a Andrónico, y además de éstos, a Menelao, que superaba a los demás en maldad contra sus conciudadanos. El rey, que albergaba hacia los judíos sentimientos de odio, (II Macabeos 5, 23)

  • Animaba a cada uno de ellos en su lenguaje patrio y, llena de generosos sentimientos y estimulando con ardor varonil sus reflexiones de mujer, les decía: (II Macabeos 7, 21)

  • Marchaba, pues, el rey embargado de bárbaros sentimientos, dispuesto a mostrar a los judíos peores cosas que las sucedidas en tiempo de su padre. (II Macabeos 13, 9)

  • Alcimo, al ver la recíproca comprensión, se hizo con una copia del acuerdo concluido y se fue donde Demetrio. Le decía que Nicanor tenía sentimientos contrarios a los intereses del Estado, pues había designado como sucesor suyo a Judas, el conspirador contra el reino. (II Macabeos 14, 26)

  • Entonces, el que en primera fila se había entregado, en cuerpo y alma, al bien de sus conciudadanos, el que había guardado hacia sus compatriotas los buenos sentimientos de su juventud, mandó cortar la cabeza de Nicanor y su brazo, hasta el hombro, y llevarlos a Jerusalén. (II Macabeos 15, 30)

  • Y el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús, (Romanos 15, 5)

  • que colméis mi alegría, siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos sentimientos. (Filipenses 2, 2)

  • Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: (Filipenses 2, 5)

  • Pues a nadie tengo de tan iguales sentimientos que se preocupe sinceramente de vuestros intereses, (Filipenses 2, 20)

  • Así pues, todos los perfectos tengamos estos sentimientos, y si en algo sentís de otra manera, también eso os lo declarará Dios. (Filipenses 3, 15)

  • Me alegré mucho en el Señor de que ya al fin hayan florecido vuestros buenos sentimientos para conmigo. Ya los teníais, sólo que os faltaba ocasión de manifestarlos. (Filipenses 4, 10)


O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina