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Los hombres le respondieron: «Muramos nosotros en vez de vosotros, con tal de que no divulguéis nuestro asunto. Cuando Yahveh no haya entregado la tierra, te trataremos a ti con bondad y lealtad.» (Josué 2, 14)
Los hombres le respondieron: «Nosotros quedaremos libres de ese juramento que nos has exigido. (Josué 2, 17)
Los hombres de Israel respondieron a aquellos jivitas: «Acaso habitáis en medio de nosotros y entonces no podemos hacer alianza con vosotros.» (Josué 9, 7)
Respondieron a Josué: «Somos tus siervos.» Josué les dijo: «¿Quiénes sois vosotros y de dónde venís?» (Josué 9, 8)
Le respondieron: «De muy lejana tierra vienen tus siervos, por la fama de Yahveh tu Dios, pues hemos oído hablar de él, de todo lo que ha hecho en Egipto (Josué 9, 9)
Le respondieron a Josué: «Es que tus siervos estaban bien enterados de la orden que había dado Yahveh tu Dios a Moisés su siervo, de entregaros todo este país y exterminar delante de vosotros a todos sus habitantes. Temimos mucho por nuestras vidas a vuestra llegada y por eso hemos hecho esto. (Josué 9, 24)
Los hijos de José respondieron: «La montaña no nos basta, y todos los cananeos que habitan en el llano tienen carros de hierro, lo mismo los de Bet Seán y sus filiales que los de la llanura de Yizreel.» (Josué 17, 16)
Respondieron los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés y dijeron a los jefes de los clanes de Israel: (Josué 22, 21)
Josué dijo al pueblo: «Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido a Yahveh para servirle.» Respondieron ellos: «¡Testigos somos!» - (Josué 24, 22)
Pero los jefes de Sukkot respondieron: «¿Acaso has sujetado ya las manos de Zébaj y Salmunná para que demos pan a tu ejército?» (Jueces 8, 6)
Luego dijo a Zébaj y Salmunná: «¿Cómo eran los hombres que matasteis en el Tabor?» Ellos respondieron: «Se parecían a ti; cualquiera de ellos tenía la apariencia de un hijo de rey.» (Jueces 8, 18)
Respondieron ellos: «Te los damos con mucho gusto.» Extendió él su manto y ellos echaron en él cada uno un anillo de su botín. (Jueces 8, 25)