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  • Entonces él se arrojó a su cuello, lloró y le dijo: «¡Ahora te veo, hijo, luz de mis ojos!» (Tobías 11, 13)

  • Brillará luz de lámparas por todos los confines de la tierra. Vendrán a ti de lejos pueblos numerosos, y los habitantes del confín del mundo, al Nombre del Señor, tu Dios, llevando en sus manos los obsequios para el Rey del Cielo. Todas las generaciones darán en ti señales de alegría, y el Nombre del Elegido durará por siempre. (Tobías 13, 11)

  • El día que sepultes a tu madre junto a mí, ya ese mismo día, no te quedes en este territorio, porque he visto que se cometen aquí muchas injusticias y muchos engaños, sin rebozo. Mira, hijo lo que hizo Nadab con Ajikar, que le había criado. ¿No le hizo bajar vivo a la tierra? Pero Dios le cubrió de infamia ante su misma víctima. Sacó a Ajikar a la luz y metió a Nadab en las tinieblas eternas, por haber tramado la muerte de Ajikar. Por haber practicado la limosna se libró Ajikar de la trampa mortal que le había tendido Nadab. Fue Nadab quien cayó en la trampa de muerte para su perdición. (Tobías 14, 10)

  • ni la pequeña fuente, convertida en río, ni la luz, ni el sol, ni el agua abudante. El río es Ester, a quien el rey hizo esposa y reina. (Ester 10, 6)

  • La luz y el sol surgieron y los humildes se alzaron y devoraron a los soberbios. (Ester 11, 11)

  • El día aquel hágase tinieblas, no lo requiera Dios desde lo alto, ni brille sobre él la luz. (Job 3, 4)

  • Sean tinieblas las estrellas de su aurora, la luz espere en vano, y no vea los párpados del alba. (Job 3, 9)

  • O ni habría existido, como aborto ocultado, como los fetos que no vieron la luz. (Job 3, 16)

  • ¿Para qué dar la luz a un desdichado, la vida a los que tienen amargada el alma, (Job 3, 20)

  • Revela la profundidad de las tinieblas, y saca a la luz la sombra. (Job 12, 22)

  • y andan a tientas en tinieblas, sin luz, se tambalean como un ebrio. (Job 12, 25)

  • ¿Has nacido tú el primero de los hombres? ¿Se te dio a luz antes que a las colinas? (Job 15, 7)


“O verdadeiro servo de Deus é aquele que usa a caridade para com seu próximo, que está decidido a fazer a vontade de Deus a todo custo, que vive em profunda humildade e simplicidade”. São Padre Pio de Pietrelcina