Fundar 301 Resultados para: Hija

  • He. Se ha portado el Señor como enemigo; ha destruido a Israel, ha destruido todos sus palacios, ha derruido sus fortalezas, ha acumulado en la hija de Judá gemidos y gemidos. (Lamentaciones 2, 5)

  • Jet. Yahveh decidió destruir la muralla de la hija de Sión. Tiró el cordel, y no retrajo su mano de arrasar; ha envuelto en luto antemural y muro, que a la vez se desmoronan. (Lamentaciones 2, 8)

  • Yod. En tierra están sentados, en silencio, los ancianos de la hija de Sión; se han echado polvo en su cabeza, se han ceñido de sayal. Inclinan su cabeza hasta la tierra las vírgenes de Jerusalén. (Lamentaciones 2, 10)

  • Kaf. Se agotan de lágrimas mis ojos, las entrañas me hierven, mi hígado por tierra se derrama, por el desastre de la hija de mi pueblo, mientras desfallecen niños y lactantes en las plazas de la ciudad. (Lamentaciones 2, 11)

  • Mem. ¿A quién te compararé? ¿A quién te asemejaré, hija de Jerusalén? ¿Quién te podrá salvar y consolar, virgen, hija de Sión? Grande como el mar es tu quebranto: ¿quién te podrá curar? (Lamentaciones 2, 13)

  • Sámek. Sobre ti baten palmas todos los que pasan de camino; silban y menean la cabeza sobre la hija de Jerusalén. «¿Esa es la ciudad que llamaban la Hermosa, la alegría de toda la tierra?» (Lamentaciones 2, 15)

  • Sade. ¡Clama, pues, al Señor, muralla de la hija de Sión; deja correr a torrentes tus lágrimas, durante día y noche; no te concedas tregua, no cese la niña de tu ojo! (Lamentaciones 2, 18)

  • Arroyos de lágrimas derraman mis ojos por la ruina de la hija de mi pueblo. (Lamentaciones 3, 48)

  • Guímel. Hasta los chacales desnudan la teta, dan de mamar a sus cachorros; la hija de mi pueblo se ha vuelto tan cruel como las avestruces del desierto. (Lamentaciones 4, 3)

  • Vau. La culpa de la hija de mi pueblo supera al pecado de Sodoma, que fue aniquilada en un instante sin que manos en ello se cansaran. (Lamentaciones 4, 6)

  • Yod. Las mismas manos de tiernas mujeres cocieron a sus hijos: triste alimento fueron para ellas, en la ruina de la hija de mi pueblo. (Lamentaciones 4, 10)

  • Sin. ¡Regocíjate, exulta, hija de Edom, que habitas en el país de Us! ¡También a ti pasará la copa: te embriagarás y te desnudarás! (Lamentaciones 4, 21)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina