Fundar 222 Resultados para: Ancianos

  • y a la salida de la asamblea, Ozías le condujo a su propia casa y ofreció un banquete a los ancianos. Y estuvieron invocando la ayuda del Dios de Israel durante toda la noche. (Judit 6, 21)

  • Todo el pueblo, los adolescentes, las mujeres y los niños, se reunieron en torno a Ozías y a los jefes de la ciudad y clamaron a grandes voces, diciendo delante de los ancianos: (Judit 7, 23)

  • Entonces, mandó llamar a Jabrís y Jarmís, ancianos de la ciudad, por medio de la sierva que tenía al frente de su hacienda. (Judit 8, 10)

  • Luego se dirigieron a la puerta de la ciudad, de Betulia, donde se encontraron con Ozías y con Jabrís y Jarmís, ancianos de la ciudad. (Judit 10, 6)

  • Han enviado mensajeros a Jerusalén (cuyos habitantes hacen estas mismas cosas) para recabar del Consejo de Ancianos los permisos. (Judit 11, 14)

  • Cuando los hombres de la ciudad oyeron su voz, se apresuraron a bajar a la puerta y llamaron a los ancianos. (Judit 13, 12)

  • El sumo sacerdote Yoyaquim, con el Consejo de Ancianos de Israel y los habitantes de Jerusalén, vinieron a contemplar los bienes que el Señor había hecho a Israel, y a ver y saludar a Judit. (Judit 15, 8)

  • y se enviaron las cartas, por medio de los correos, a todas las provincias del rey, para exterminar, matar y aniquilar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, y para saquear sus bienes, en el espacio de un solo día, el trece del mes doce, que es el mes de Adar. (Ester 3, 13)

  • ¿No está entre los ancianos el saber, en los muchos años la inteligencia? (Job 12, 12)

  • Quita el habla a los más hábiles y a los ancianos arrebata el juicio. (Job 12, 20)

  • para instruir a su gusto a sus magnates, y a sus ancianos hacer sabios. (Salmos 105, 22)

  • ¡Ensálcenle en la asamblea del pueblo, en el concejo de los ancianos le celebren! (Salmos 107, 32)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina