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  • Por eso, por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que de la misma manera que tú has contaminado mi santuario con todos tus horrores y todas tus abominaciones, yo también te rechazaré a ti sin una mirada de piedad, tampoco yo perdonaré. (Ezequiel 5, 11)

  • Y vuestros supervivientes se acordarán de mí, entre las naciones adonde hayan sido deportados, aquellos a quienes yo haya quebrantado el corazón adúltero que se apartó de mí y los ojos que se prostituyeron detrás de sus basuras. Tendrán horror de sí mismos por las maldades que cometieron con todas sus abominaciones. (Ezequiel 6, 9)

  • Así dice el Señor Yahveh. Bate las manos, patalea y di: «¡Ay!», por todas las execrables abominaciones de la casa de Israel, que va a caer por la espada, el hambre y la peste. (Ezequiel 6, 11)

  • Ahora es el fin para ti; voy a desencadenar mi cólera contra ti, para juzgarte según tu conducta y pedirte cuentas de todas tus abominaciones. (Ezequiel 7, 3)

  • No tendré para ti una mirada de piedad, no te perdonaré, sino que te pediré cuentas de tu conducta; aparecerán tus abominaciones en medio de ti, y sabréis que yo soy Yahveh. (Ezequiel 7, 4)

  • Ahora voy a derramar sin tregua mi furor sobre ti y a desahogar mi cólera en ti; voy a juzgarte según tu conducta y a pedirte cuentas de todas tus abominaciones. (Ezequiel 7, 8)

  • No tendré una mirada de piedad, no perdonaré; te pediré cuentas de tu conducta; tus abominaciones aparecerán en medio de ti, y sabréis que yo soy Yahveh, el que hiere. (Ezequiel 7, 9)

  • Me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves lo que hacen éstos, las grandes abominaciones que la casa de Israel comete aquí para alejarme de mi santuario? Todavía has de ver otras grandes abominaciones». (Ezequiel 8, 6)

  • Y me dijo: «Entra y contempla las execrables abominaciones que éstos cometen ahí.» (Ezequiel 8, 9)

  • Y me dijo: «Todavía les verás cometer otras grandes abominaciones.» (Ezequiel 8, 13)

  • Me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre? Todavía verás abominaciones mayores que éstas.» (Ezequiel 8, 15)

  • Y me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre? ¿Aún no le bastan a la casa de Judá las abominaciones que cometen aquí, para que llenen también la tierra de violencia y vuelvan a irritarme? Mira cómo se llevan el ramo a la nariz. (Ezequiel 8, 17)


“Deus ama quem segue o caminho da virtude.” São Padre Pio de Pietrelcina