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Tet. Sus puertas en tierra se han hundido, él ha deshecho y roto sus cerrojos; su rey y sus príncipes están entre las gentes; ¡ya no hay Ley! Y tampoco sus profetas logran visiones de Yahveh. (Lamentaciones 2, 9)
Así dice el Señor Yahveh: ¡Desgracia única! ¡Ya viene la desgracia! (Ezequiel 7, 5)
Tienen visiones vanas, presagio mentiroso los que dicen: «Oráculo de Yahveh», sin que Yahveh les haya enviado; ¡y esperan que se confirme su palabra! (Ezequiel 13, 6)
Pero este príncipe se ha rebelado contra él enviando mensajeros a Egipto en busca de caballos y tropas en gran número. ¿Le saldrá bien? ¿Se salvará el que ha hecho esto? Ha roto el pacto ¡y va a salvarse! (Ezequiel 17, 15)
Pues bien, diles: Así dice el Señor Yahveh: Vosotros coméis con sangre, alzáis los ojos hacia vuestras basuras, derramáis sangre, ¡y vais a poseer esta tierra! (Ezequiel 33, 25)
Confiáis en vuestras espadas, cometéis abominación, cada cual contamina a la mujer de su prójimo, ¡y vais a poseer esta tierra! (Ezequiel 33, 26)
por eso, por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que yo te dejaré en sangre y la sangre te perseguirá. Sí, eres rea de sangre, ¡y la sangre te perseguirá! (Ezequiel 35, 6)
que se puso a gritar: «¡Yo estoy limpio de la sangre de esta mujer!» (Daniel 13, 46)
no visitaré yo a vuestras hijas porque se prostituyan ni a vuestras nueras porque cometan adulterio, pues que ellos también se retiran con esas prostitutas y sacrifican con las consagradas a la prostitución; ¡y el pueblo, insensato, se pierde! (Oseas 4, 14)
En el día de nuestro rey los príncipes enferman por el ardor del vino, ¡y aquél tiende la mano a chocarreros! (Oseas 7, 5)
Extranjeros devoran su fuerza, ¡y él no lo sabe! Ya las canas blanquean en él, ¡y él no lo sabe! (Oseas 7, 9)
Yo fortalecí su brazo, ¡y ellos contra mí maquinan el mal! (Oseas 7, 15)