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En aquellos días -y aún después- cuando los hijos de Dios se unieron con las hijas de los hombres y ellas tuvieron hijos, había en la tierra gigantes: estos fueron los héroes famosos de la antigüedad. (Génesis 6, 4)
Los descendientes de los tres hijos de Noé, Sem, Cam y Jafet -que tuvieron hijos después del Diluvio- fueron los siguientes: (Génesis 10, 1)
Adquirió ovejas, vacas y una numerosa servidumbre. Y los filisteos le tuvieron envidia. (Génesis 26, 14)
En ese momento, volvieron del campo los hijos de Jacob, y cuanto tuvieron noticia de lo ocurrido, se disgustaron profundamente y se enfurecieron, porque al abusar de la hija de Jacob, Siquém había cometido una infamia contra Israel, y eso no se debe hacer. (Génesis 34, 7)
Una vez, mientras estaban presos en la cárcel, el copero y el panadero del rey de Egipto tuvieron un sueño en el transcurso de una misma noche, cada sueño con su significado propio. (Génesis 40, 5)
Los únicos terrenos que José no compró fueron los que pertenecían a los sacerdotes, porque a ellos el Faraón les había asignado una ración fija de alimentos; como vivían de la ración que les daba el Faraón, no tuvieron que vender sus tierras. (Génesis 47, 22)
Los israelitas se establecieron en Egipto, en la región de Gosen, y allí adquirieron propiedades, tuvieron muchos hijos y llegaron a ser muy numerosos. (Génesis 47, 27)
Pero las parteras tuvieron temor de Dios, y en lugar de acatar la orden que les había dado el rey de Egipto, dejaban con vida a los varones. (Exodo 1, 17)
Al verlo, Aarón y todos los israelitas advirtieron que su rostro resplandecía, y tuvieron miedo de acercarse a él. (Exodo 34, 30)
Cuando llegaron al valle de Escol, cortaron una rama de vid con un racimo de uvas, y tuvieron que llevarla entre dos, sostenida con una vara. También recogieron granadas e higos. (Números 13, 23)
Y a pesar de todo, ustedes no tuvieron confianza en el Señor, su Dios, (Deuteronomio 1, 32)
Yo les transmití la advertencia, pero ustedes no me escucharon y, rebelándose contra la palabra del Señor, tuvieron la osadía de escalar la montaña. (Deuteronomio 1, 43)
