Fundar 103 Resultados para: propios
Además, Jacob separó a los carneros y los puso frente a los animales rayados y negros del rebaño de Labán. Así pudo formar sus propios rebaños, que mantuvo separados de los rebaños de Labán. (Génesis 30, 40)
Magdiel e Irám. Estos son los clanes de Edóm que residen en sus propios territorios. Esaú es el padre de Edóm. (Génesis 36, 43)
Toda la familia de Jacob que emigró a Egipto -sus propios descendientes, sin contar a las mujeres de sus hijos- sumaban un total de sesenta y seis personas. (Génesis 46, 26)
Y cuando ya no hubo más dinero ni en Egipto ni en Canaán, los egipcios acudieron en masa a José para decirle: "Danos de comer. ¿Por qué tendremos que morir ante tus propios ojos, por falta de dinero?". (Génesis 47, 15)
Pero ¿por qué tendremos que morir ante tus propios ojos, nosotros y nuestras tierras? Aduéñate de nosotros y de nuestras tierras a cambio de pan. Así el Faraón será dueño de nosotros y de nuestras tierras. Danos solamente semilla para que podamos sobrevivir. De lo contrario, nosotros moriremos, y el suelo se convertirá en un desierto". (Génesis 47, 19)
Cada sacerdote podrá disponer de sus propios dones sagrados: cada uno guardará para él lo que reciba. (Números 5, 10)
Y divulgaron entre los israelitas falsos rumores acerca del país que habían explorado, diciendo: "La tierra que recorrimos y exploramos devora a sus propios habitantes. Toda la gente que vimos allí es muy alta. (Números 13, 32)
Nebo, Baal Meón -algunos nombres fueron cambiados- y Sibmá: ellos pusieron sus propios nombres a las ciudades reedificadas. (Números 32, 38)
El Señor, su Dios, que va delante de ustedes, combatirá por ustedes, como lo hizo en Egipto ante sus propios ojos, (Deuteronomio 1, 30)
Entonces hice esta advertencia a Josué: "Tú has visto con tus propios ojos todo lo que hizo el Señor, nuestro Dios, con estos dos reyes. De la misma manera tratará el Señor a todos los reinos por donde vas a pasar. (Deuteronomio 3, 21)
Ya han visto con sus propios ojos lo que hizo el Señor en Baal Peor: él aniquiló a todos los que siguieron al Baal de Peor. (Deuteronomio 4, 3)
Pero presta atención y ten cuidado, para no olvidar las cosas que has visto con tus propios ojos, ni dejar que se aparten de tu corazón un sólo instante. Enséñalas a tus hijos y a tus nietos. (Deuteronomio 4, 9)